Nueva York, 28 mar (EFE).- Sam Bankman-Fried era hace dos años el gran referente del mundo financiero, pero lo que prometía ser un brillante futuro en el ámbito de las criptomonedas para el joven fue dinamitado este jueves por una sentencia judicial por la que pasará los próximos 25 años en prisión.
El fallo de hoy resuena especialmente en el mundo de las finanzas por la juventud de Bankman (32 años), cofundador de la plataforma de criptomonedas FTX, que ahora envejecerá tras las rejas y con el rechazo de los que antes lo admiraban debido a sus múltiples delitos de fraude y blanqueo de dinero, por los que fue condenado en noviembre.
En la audiencia de hoy, en la que también fue condenado a reembolsar más de 11.000 millones de dólares, el joven asumió el fin de su “vida útil”, haciendo referencia a su trayectoria como empresario.
Hoy también pareció asumir el desdén de sus antiguos socios, entre los que se incluye el cofundador de la plataforma Gary Wang y la expareja del convicto, Caroline Ellison, quienes habían testificado contra Bankman.
Según el joven, juntos construyeron “algo bonito” que él mismo tiró por la borda.
Bankman, también conocido por sus iniciales SBF, comenzó su andadura en el criptomundo como un “niño prodigio” de 27 años que se ganó la confianza de los inversores y de grandes medios económicos (en los que protagonizó portadas y extensos reportajes) gracias, en parte, a un aspecto juvenil y desañilado y a unos intereses propios de “nerd” que generaban curiosidad en el público.
Su inteligencia y su particular personalidad fueron reconocidas hoy por el juez del caso, Lewis Kaplan, que aseguró que SBF “es capaz de alcanzar grandes logros” y destacó su “inusual y a veces desagradable” forma de interactuar con la gente.
El exempresario también destacó por las inversiones millonarias que destinaba a partidos políticos de EE.UU. (tanto demócratas como republicanos), organizaciones civiles, causas solidarias, centros deportivos e, incluso, a plataformas de criptomonedas que se encontraban en apuros.
Pero el fundador de lo que llegó a ser la segunda plataforma de criptomonedas del mundo -valorada en un punto en 32.000 millones de dólares- resultó ser, en realidad, un estafador, que hoy vio cómo su antigua vida, marcada por los lujos (reflejados en un imponente chalet en las Bahamas), daba un imponente giro de 360 grados.
Una prematura y prolífica carrera
Nacido en 1992 en el seno de una familia acomodada, Bankman se licenció en Física con una especialidad en matemáticas por el Instituto de Tecnología de Massachussets (MIT) en 2014, año en que comenzó a trabajar en la firma Jane Street, enfocada en operaciones de arbitraje de fondos bursátiles.
Sus primeros pasos en el negocio de las criptomonedas los dio en 2017, con la fundación Alameda Research, que posteriormente se convirtió en el brazo inversor de la plataforma FTX, creada dos años después.
El ámbito de las criptomonedas sufrió un varapalo con la crisis de 2022 (alentada por la pandemia, la inflación, la guerra en Ucrania y los altos tipos de interés), un momento que SBF aprovechó para comprar y prestar dinero a compañías que sufrieron notablemente este período.
De salvador a estafador
Su complejo de salvador desapareció en el momento en que empezó su caída al vacío, cuando Changpeng Zhao, director ejecutivo de Binance (la mayor plataforma de intercambio de criptomonedas del mundo), vendió la participación que tenía en FTX a Bankman y expresó su preocupación por la estabilidad financiera de la plataforma.
Como en un tablero de dominó, la decisión de Zhao repercutió en otros inversores, que se retiraron de FTX en una reacción en cadena que llevó a la plataforma a sufrir un déficit de 8.000 millones de dólares y a declararse en quiebra un tiempo después.