Nueva York, 1 jun (EFE).- El museo Whitney de Nueva York anunció este jueves la venta del histórico edificio Breuer, donde tuvo su sede durante casi medio siglo, a la casa de subastas Sotheby’s, que se trasladará allí en 2025.
El inmueble, un icono del brutalismo situado en la concurrida avenida Madison, se inauguró en 1966 y hasta 2014 albergó la colección del Whitney, que al año siguiente se instaló en su actual sede en el suroeste de Manhattan.
Conocido con el apellido de su arquitecto, el estadounidense de origen húngaro Marcel Breuer, en los últimos años ha estado ocupado, primero, por el Museo Metropolitano de Arte y, actualmente, por la Colección Frick, que estará allí hasta el próximo año mientras se renueva su sede permanente.
Aunque ninguna de las partes ha hecho público el monto de la operación, fuentes citadas por varios medios locales lo sitúan en unos 100 millones de dólares (93 millones de euros).
“Nos sentimos honrados de adquirir y escribir el próximo capítulo de un hito arquitectónico de Nueva York tan icónico y conocido”, dijo en un comunicado el máximo ejecutivo de Sotheby’s, Charles Stewart.
La firma anunció que tomará control del edificio en septiembre de 2024 y que en 2025 trasladará allí sus galerías principales, de acceso público y gratuito, y su sala de subastas.
Así, Sotheby’s se trasladará desde su actual sede casi a orillas del East River, en el Upper East Side, al corazón de la llamada Milla de los Museos, en el entorno de la Quinta Avenida, donde se encuentra el MET Museum o el Guggenheim, además de otros menos conocidos.
Por parte del Whitney, su director, Adam Weinberg, apuntó que el edificio Breuer será siempre parte de la historia del museo y mostró su satisfacción por el hecho de que vaya a seguir dedicado al arte y la cultura.
“Lo más importante es que se preservará esta obra maestra de la arquitectura”, señaló Weinberg.
El edificio Breuer fue la tercera sede que el Whitney, fundado en 1930, ocupó a lo largo de su historia y se construyó específicamente con ese propósito.
Sin embargo, pronto comenzó a quedarse pequeño para su creciente colección de arte, lo que llevó a la institución a usar también otros espacios y a estudiar posibles ampliaciones, antes de trasladarse al espectacular edificio donde ahora tiene su sede, cuya construcción costó más de 400 millones de dólares.