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El mexicano Guillermo Arriaga se asoma al precipicio con su novela “Extrañas”

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Ciudad de México, 4 mar (EFE).- Tras conquistar el cielo literario y cinematográfico, retratar de forma descarnada su México natal y consolidarse como una de las plumas más lúcidas de Latinoamérica, Guillermo Arriaga se asoma al precipicio con su novela “Extrañas”, ambientada en la Inglaterra del siglo XVIII, entre plebeyos y aristócratas.

“No hay nada más apasionante que asomarse al precipicio, ir al extremo, arriesgarte”, dijo en entrevista con EFE, cuestionado por el radical cambio de registro de su más reciente obra.

Autor de libros como “Salvar el fuego” o “El Salvaje” y de guiones de películas icónicas como “Amores perros” o “Los tres entierros de Melquiades Estrada”, que le han valido premios como el Alfaguara de novela o el de mejor guion del Festival de Cine de Cannes, Arriaga no deja que el prestigio condicione su escritura.

“El éxito es algo completamente pasajero y no lo puedes tomar en serio. Anquilosarme no está en mi espíritu, petrificar mi obra porque ya hay cierto reconocimiento. No, prefiero arriesgar”, insistió.

“Extrañas” (Alfaguara, 2023) retrocede hasta 1781 y arranca el día en el que el joven protagonista, William Burton, conoce las tierras que heredará como primogénito de una familia aristocrática inglesa.

En las aldeas que visita se percata de la existencia de unos seres extraños, deformes y que son relegados a vivir entre los animales y a la intemperie.

Este descubrimiento alimentará su vocación por la medicina, lo que le separará irremediablemente de su familia.

“Mucha gente, de clase media y con oportunidades para elegir qué rumbo tomar, es empujada a lugares en los que no quieren estar y sacrifican el qué quieren ser por el qué deben ser. Y él (el protagonista) no quiso”, comentó Arriaga.

Lo que arrancó como un chispazo que le vino a la cabeza durante un viaje por carretera por Texas en 2012, ha acabado cristalizándose 11 años después en cerca de 500 páginas de exploración de la anomalía.

UNA NOVELA SOBRE LA DIFERENCIA

Las extrañas, dijo Arriaga, también existen en nuestro mundo y aparecen “una vez cada 300 años”, aunque prefirió mantener su identidad, “el gran misterio del libro”, en la sombra.

“Es una novela sobre la diferencia, sobre seres diferentes por problemas genéticos, hereditarios, su físico no es el que corresponde o su forma mental no es la común”, explicó.

El escritor aseguró que no ha visto ninguno de esos seres en persona y que no se documentó a fondo sobre ellos, por lo que rellenó su desconocimiento con imaginación.

Incluso, inventó un lenguaje propio para las extrañas, con el que se comunican y escriben cartas, pero decidió eliminarlo de la edición final.

“No sé si algún día publicaré un cuadernillo con el lenguaje que inventé”, barajó.

MALABARISMO LINGÜÍSTICO

La creación de un idioma propio no fue el único truco de malabarismo lingüístico que Arriaga puso en práctica durante la escritura de “Extrañas”.

Tampoco se permitió emplear palabras anteriores a 1790, por lo que se enfrentó a un proceso de reescritura en el que palabras como “torso”, “escupitajo” o “escalpelo” no tuvieron cabida.

“Estoy feliz, porque entré a un mundo que yo mismo no conocía”, reflexionó sobre el trabajo de minería lexicológica al que se sometió, guiado por el primer diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, que data de 1780.

Por más que busque, el lector tampoco podrá encontrar un solo “que”, “aunque”, “porque” o adverbios acabados en “mente”.

“El queísmo, el exceso del ‘que’, siempre se ha considerado parte de un escritor flojo. Y cuando reelaboras el ‘que’, la frase tiende a ser un poco más elegante, y yo quería que se sintiera que (la novela) tenía el espíritu del siglo XVIII”, explicó.

Y, volviéndose a asomar al vacío, apenas empleó puntos, armando frases que se alargan por varias páginas hasta que el lector “se queda sin aire”.

“Quienes la han leído dicen que sienten que se involucran y que, como no encuentran el punto, siguen hasta que se desvelan, que era parte de mi propósito”, expuso.

SUS OBSESIONES

Aunque con “Extrañas” haya decidido romper con los cánones que marcaban su obra, Arriaga admitió que no consigue librarse de sus obsesiones narrativas.

“Los extremos, las mujeres libres, los amores complejos, un sentido profundo de la amistad y gente que se suma a la locura. He tratado de romper con eso tantas veces que ya me doy por vencido”, sentenció.

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