Washington, 12 oct (EFE).- El FMI considera que los gobiernos tienen que seguir proporcionando redes de seguridad social fuertes para los más vulnerables y protegerles así de los efectos de futuras crisis y pandemias, al tiempo que recomienda mejorar las políticas de transferencia de dinero a las familias para que lleguen sólo a las que lo necesitan.
“Una sociedad con redes de seguridad social fuertes y acceso equitativo a la sanidad y la educación asegura que los individuos que pierden su trabajo no sufren un retraso continuado en su calidad de vida”, dice el Fondo Monetario Internacional (FMI) en su nuevo informe de vigilancia fiscal.
El texto, publicado este miércoles con motivo de las reuniones anuales del FMI y del Banco Mundial, se centra especialmente en ofrecer recomendaciones a los gobiernos para proteger a las personas más vulnerables y apuesta por la resiliencia o la capacidad de adaptarse a las adversidades como norma en los sistemas fiscales poscovid.
Por tanto, el FMI recomienda adaptar algunas de las medidas tomadas durante la pandemia de covid-19, como las transferencias directas de dinero a las familias, para dirigirlas mejor y hacer que no se den fondos a personas que no lo necesitan, evitando un gasto innecesario.
El Fondo alaba también la labor de los “programas de retención de trabajadores”, como los ERTE, que son “una herramienta útil (…) en situaciones en las que los despidos frenarían la productividad laboral”.
Otras medidas destinadas a hacer frente al aumento de los precios de la energía o los alimentos, sin embargo, como los subsidios para el combustible o la reducción de impuestos, no salen tan bien paradas en este informe.
El organismo financiero considera que estas medidas, si bien fueron necesarias para sortear la crisis de la pandemia, no se han dirigido lo suficiente hacia los más vulnerables, por lo que las considera poco eficientes.
Esta valoración cobra especial relevancia en cuanto que la guerra en Ucrania y el aumento global de la inflación mantienen los precios muy por encima de sus niveles previos a la pandemia.
En este sentido, el Fondo calcula que la deuda global bajará hasta el 91 % del Producto Interior Bruto (PIB) en 2022, un nivel que todavía estará más de siete puntos porcentuales por encima de lo registrado antes de la emergencia sanitaria de la covid-19.
Por ello, el organismo recomendó reducir el déficit público como la mejor forma de estar preparado en el caso de una crisis, y especialmente ahora que augura una desaceleración de las principales economías del mundo.