Nueva York, 24 oct (EFE).- Michael Cohen, el exabogado personal del expresidente Donald Trump, testificó este martes en contra de su antiguo jefe durante el juicio civil por fraude en la Organización Trump en Nueva York y dijo que este decidía “arbitrariamente” las cifras de sus activos.
Cohen, que era la mano derecha del empresario y, tras volverse en su contra, cumplió condena por delitos económicos, fue llamado como testigo por la Fiscalía de Nueva York y convirtió la de hoy en una de las sesiones con más expectación desde que comenzó el proceso a principios de mes.
Trump está acusado, junto a dos hijos y dos ejecutivos de la Organización Trump, de inflar el valor de los activos de la empresa durante años para obtener condiciones favorables con bancos y aseguradoras, y el juez ya falló que es responsable del cargo de fraude persistente antes de empezar el juicio, de manera sumaria.
Según los medios acreditados en la sala, los antaño aliados no cruzaron las miradas en la sala tras arremeter el uno contra el otro por separado en declaraciones a las puertas del tribunal. Trump dijo que Cohen es un “mentiroso” y “delincuente”, y el segundo se jactó de las circunstancias de su “reunión”.
“El señor Trump me encargó incrementar los activos totales basándome en una cifra que él elegía arbitrariamente”, dijo el antiguo letrado, que también incriminó a otro acusado en el caso: el jefe financiero de la empresa, Allen Weisselberg, que declaró la semana pasada.
“Mi responsabilidad junto a Allen Weisselberg era sobre todo hacer ingeniería inversa con varias clases de activos diferentes e incrementar esos activos para conseguir la cifra que el señor Trump nos había encargado”, abundó, lo que -dijo- se reflejaba en los documentos financieros sometidos a escrutinio en el caso.
Y puso un ejemplo del supuesto comportamiento de Trump: “Miraba los activos totales y decía: ´realmente no valgo 4.500 millones de dólares, realmente valgo más bien unos 6.000 millones´”, tras lo que les pedía a Weisselberg y a él “volver con el objetivo deseado”, recoge el canal NBC.
Trump se mantuvo en silencio, pero aprovechó el altavoz de sus redes sociales y su campaña electoral para enviar mensajes contra su antiguo abogado en los que intentaba menoscabar su credibilidad.
Los mensajes incendiarios de Trump en internet ya le han costado en este juicio una multa de 5.000 dólares y amenaza de cárcel, después de que el juez le amonestara con una “orden mordaza” por publicar un ataque personal contra su secretaria y este, por un supuesto descuido, dejara durante días el mensaje en su página web.
En el juicio, que se estima durará hasta diciembre, se dirimen varios cargos relacionados con el fraude, como falsedad documental; una compensación que la Fiscalía estima en 250 millones de dólares y el veto a sus negocios en Nueva York, sobre lo que el juez ya ordenó que se suspendan sus licencias de negocio.