Quito, 3 sep (EFE).- El montañista ecuatoriano Santiago Quintero celebró este martes en Quito su reciente ascensión al Nanga Parbat, la novena montaña más alta del mundo con 8.126 metros de metros sobre el nivel del mar, en la que se convirtió en la primera persona en alcanzar su cumbre sin oxígeno y con prótesis.
Quintero, de 49 años, realiza sus ascensiones con los pies semiamputados tras haber sufrido unas severas congelaciones en 2022 al escalar en solitario la pared sur del Acongagua, pese a que en un inicio los pronósticos médicos anticipaban que no podría volver a realizar esta actividad.
El Nanga Parbat, cuya cima alcanzó el 10 de julio, es su noveno ‘ochomil’, dentro de su proyecto de ser la primera persona en el mundo en subir sin oxígeno y con prótesis las catorce montañas de más de 8.000 metros, todas ellas situadas en la cordillera del Himalaya.
En una rueda de prensa celebrada este martes en la capital ecuatoriana, Quintero comentó que pudo alcanzar la cumbre gracias a “los espíritus de la montaña y del viento”, a los que les habló para que cambiasen unas condiciones climáticas de fuertes rachas de viento de hasta 50 kilómetros por hora que hacían imposible el ascenso.
Después de implorar esa plegaria por consejo de su esposa, la montaña pareció concederle la oportunidad al cambiar la dirección del viento, lo que le posibilitó llegar hasta la cima de la también llamada “montaña asesina”, pues solo unas 300 personas han logrado subir sin oxígeno, y de ellas 87 no volvieron al fallecer.
Junto a él sólo estuvo acompañado de un sherpa que le ayudó a cargar los 60 kilos de peso que llevaba en equipos.
“Las montañas no te regalan las cumbres si no les pones entrega. Me gusta hacer los ascensos en la misma condición que mis compañeros, para que no haya pretextos”, dijo Quintero al destacar como valores la entrega, la capacidad de aprender de los errores y la gratitud.
El montañista se emocionó al rememorar las imágenes con la bandera ecuatoriana en el punto más alto del Nanga Parbat.
De esta forma, el ecuatoriano pudo sacarse la espina de no haber logrado hacer la cima del Nanga Parbat por prudencia ya que, pese a estar a pocos metros de la cumbre, decidió darse media vuelta porque al regreso le hubiese tocado acampar a más de 8.000 metros, lo que implicaba nuevas congelaciones casi seguras.
“El año anterior me sentía mejor preparado después de haber entrenado en una cámara hiperbárica. Fui sobrado y seguro de hacer cumbre”, recordó Quintero, que sin embargo optó por buscar la cumbre desde el campo 3 en lugar del campo 4, y eso le impidió llegar a tiempo para haber tenido un descenso seguro.
Este año partió desde el campo 4, y con ello destacó también valor de la gratitud, especialmente con el sherpa que le acompañó en la expedición y con su esposa, que a través de un teléfono satelital le dio también la fuerza y los consejos para continuar hasta lo más alto.
Ahora a Quintero le faltan cinco ‘ochomiles’ para culminar su proyecto: el K2, el Kanchenjunga, el Lotshe, el Annapurna y el Gasherbrum I.
El montañista también agradeció el apoyo que le han brindado tanto en los años buenos como en los malos el Banco Generañ Rumiñahui (BGR) y la aseguradora Saludsa, a los que ahora se sumó la empresa china de equipamiento de escalada Kailas.