Los Ángeles, 13 abr (EFE).- Filas de camiones con productos, muchos perecederos, aguardan su entrada a EE.UU. en la frontera con Texas en medio del caos de los últimos cinco días por las nuevas requisas contra la migración ilegal ordenadas por el gobernador de Texas, Greg Abbott, en medio del rechazo de los gobiernos de ambos países que las tildan de inútiles y perjudiciales.
El republicano, que busca la reelección este año, impuso desde la semana pasada nuevas revisiones estatales al transporte de carga en aras de detener indocumentados, pero en el camino ha detenido el 60 % del tráfico comercial binacional, según la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, en inglés) de EE.UU.
El impacto económico y los sobrecostos operativos por la demoras que superan las 10 horas en algunos casos se estiman en 8 millones de dólares diarios, afectando principalmente a las industrias de ensamblaje, automotriz, de tecnología y perecederos, según el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) de México.
La desesperación de los camioneros, que transportan entre otros, frutas, verduras y productos cárnicos, además de suministros médicos y medicamentos, los ha llevado incluso a manifestarse y bloquear el tráfico varias veces, como este martes en el Puente Zaragoza, en El Paso.
Y mientras los gobiernos de EE.UU. y México mostraban este martes su rechazo a la medida, Abbott realizaba un simulacros con la Guardia Nacional en la frontera para una “migración masiva”.
Esa ha sido su respuesta a la eliminación, a partir de mayo próximo, de una medida que expulsa de forma expedita a los migrantes en las fronteras amparada en la pandemia.
“Esto sigue a mi directiva para reforzar la seguridad fronteriza de nuestro estado por la decisión de la Administración (de Joe) Biden de revocar el Título 42”, enfatizó.
El republicano ha dicho además que para enfrentar las “hordas de inmigrantes”, proporcionará autobuses para enviarlos a Washington.
DOBLE INSPECCIÓN FRONTERIZA
Entre tanto, en la región fronteriza, las asociaciones comerciales de ambos países, los funcionarios y las empresas locales han solicitado al gobierno de Abbott suspender esas requisas que le siguen a las ya realizadas por la CBP de EE.UU.
Esta agencia migratoria subrayó que las oficinas de Laredo y El Paso, en Texas, que gestionan gran parte del comercio transfronterizo en Texas representan más de 280.000 millones de dólares anuales en comercio.
Subrayó que los camiones están enfrentando largas demoras en algunos cruces fronterizos.
El lunes, el Puente Internacional de Pharr fue cerrado debido a que camioneros en México bloquearon el acceso a la vía en protesta por las revisiones.
Dante Galeazzi, presidente de la Asociación Internacional de Distribuidores de Productos Agrícolas de Texas (TIPA), urgió a Abbott suspender las revisiones al señalar que anualmente 9.000 millones de dólares y 1.280 millones de libras (unas 580.000 toneladas) de productos agrícolas llegan de México.
“Le imploramos modificar el despliegue de esta acción a la luz de los drásticos impactos”, manifestó en una carta pública.
De igual forma, una veintena de organismos empresariales con presencia en el norte de México denunciaron que la orden de Abbott está “afectando gravemente el intercambio de mercancías”, poniendo en riesgo las cadenas de suministro.
En una carta abierta a Abbott recordaron que el comercio entre ambas naciones significa un millón de dólares por minuto y que Texas “representa más del 50 %” de dicho intercambio y le urgieron “acelerar” las revisiones de mercancías.
EL ARDID POLÍTICO
Por su parte, el Gobierno de México criticó que la medida “perjudica de manera importante el flujo comercial entre nuestros países”, y apuntó que “los comerciantes de México y Estados Unidos están perdiendo competitividad e ingresos considerables”.
La Cancillería de ese país dijo que se ha comunicado con los gobiernos de Estados Unidos y Texas “para identificar alternativas que garanticen la seguridad” en la frontera “sin perjudicar el comercio binacional”.
Entre tanto, la CBP sostuvo que son “innecesarias” las inspecciones adicionales del Departamento de Seguridad Pública de Texas (DPS, en inglés) al transporte de carga en la frontera.
La barahúnda fue aprovechada por el demócrata Beto O’Rourke para acusar a Abbott de perjudicar la economía estatal con lo que calificó de “ardid político”.
En una bodega vacía en la ciudad de Pharr (Texas), O’Rourke, quien enfrentará a Abbott en las elecciones de noviembre próximo por la gobernación, criticó al republicano.
“Esto debería estar lleno de productos que serían recogidos por camioneros estadounidenses y llevados al interior del país”, indicó.
Esta polémica se suma al plan de Abbott de despliegue de la Guardia Nacional en Texas para el control migratorio lanzado desde hace más de un año.
La polémica Operación Estrella Solitaria ha contribuido a inflar el presupuesto estatal para seguridad fronteriza a más de 3.000 millones de dólares hasta 2023 para una vigilancia que muchos de los mismos soldados han tildado de innecesaria y desordenada.
En este ambiente, el demócrata O’Rourke ha estado cerrando constantemente la brecha que lo separa del gobernador, quien no obstante se mantiene al frente en las intenciones de voto en este bastión republicano.