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El Consejo de Seguridad aprueba despliegue de Fuerza de Eliminación de Pandillas en Haití

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Nueva York, 30 sep (EFE).- La enraizada crisis haitiana demostró ser un desafío inabarcable para la Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad en Haití (MSS, en inglés), por lo que EE.UU. impulsó su reconversión en una suerte de Fuerza de Eliminación de Pandillas (GSF) a la que el Consejo de Seguridad de la ONU ha dado hoy luz verde.

“La MSS nació muerta porque primero contó con una resolución favorable y luego se trató de darle coherencia, centrada únicamente en la solución político-militar”, cuenta a EFE en condición de anonimato un alto cargo de Naciones Unidas destinado en Haití durante el primer año de despliegue de la misión.

El fracaso de la MSS responde, según diversas fuentes sobre el terreno, a una multitud de factores sintetizados en las siguientes claves.

Incumplimiento de los compromisos

La MSS, liderada por Kenia bajo petición de EE.UU. y Ecuador, debía contar con 2.500 efectivos procedentes de cuerpos policiales de distintas partes del mundo, pero finalmente el contingente desplazado solo llegó a 970 miembros.

Los Estados que la promovieron estipularon que la misión tendría un coste operativo de 600 millones de dólares el primer año, que debía sufragarse a través de un fondo de contribuciones voluntarias, pero finalmente se quedó estancado en unos 115 millones.

Ante la falta de recursos, Kenia, que envió 700 hombres, dejó de aportar personal y la cifra total de 970 fue completada por policías de Bahamas, Guatemala, El Salvador o Jamaica.

Incertidumbre acerca del tipo de misión

Desde los inicios, hubo divisiones sobre si era más conveniente apostar por una nueva misión de mantenimiento de la paz con 'cascos azules' de la ONU, pero tras la desastrosa gestión de la Minustah (2004-2017) en los últimos años de su despliegue en la nación caribeña, esta opción se descartó.

Algunas organizaciones como Human Rights Watch (HRW) siguen apostando por una misión de este tipo para Haití porque “la ONU cuenta con la experiencia necesaria para una acción coordinada que combata grupos criminales, pero a la vez enfrente la crisis humanitaria”, explicó Nathalye Cotrino, investigadora sénior de la división de las Américas de HRW, a EFE.

División acerca del uso de la fuerza

Las dos resoluciones por las que se constituyó el mandato de la MSS se referían a esta como una misión para el restablecimiento del orden público, regulada estrictamente por los estándares internacionales del uso de la fuerza y el respeto a los derechos humanos.

No obstante, ya había quienes apostaban por declarar la crisis como “conflicto interno” para que la MSS pudiera utilizar fuerza letal en unos operativos sobre el terreno que han llegado a poner en riesgo también a población civil.

“La violencia armada genera mayor presión sobre la población y más consecuencias humanitarias, que van desde el riesgo a perder la vida, situaciones de violencia sexual o falta de respeto a la misión médica (…) Haití es la peor crisis humanitaria del hemisferio occidental”, indicó a EFE la jefa del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) en Haití, Marisela Silva Chau.

¿Cómo combatir a menores dentro de bandas?

Una de las grandes preocupaciones de los colectivos pro derechos humanos ha sido la forma en que la MSS y la policía haitiana -a veces con actuaciones en el limbo legal- podían combatir unas bandas que controlan el 90 % de la capital, Puerto Príncipe, y que están integradas hasta en un 50 % por menores de edad.

Falta de estrategia y jerarquía

A las autoridades haitianas y la oficina de coordinación de la MSS se les achaca su falta de estrategia y de un análisis previo de fondo sobre los distintos desafíos y la magnitud de las pandillas.

Tampoco se detalló un organigrama con sus cabezas visibles, directores de departamento o responsables de área, dificultando el seguimiento de la consecución de objetivos.

Panorama político en Haití

Hasta 6 millones de personas requieren ayuda humanitaria en Haití actualmente, con 1,3 millones de desplazados, mientras que el poder político haitiano sufre un gran descrédito por, según coinciden fuentes sobre el terreno, “enfocarse solo en las luchas de poder”. Esta coyuntura tampoco favoreció unas directrices claras a la misión.

Papel de Estados Unidos

Aunque Estados Unidos ejerció como impulsor de la MSS, su grado de compromiso real con la misión ha sido muy limitado en la práctica.

Washington se niega tajantemente a enviar efectivos a Puerto Príncipe; ha recortado el envío de recursos para ayuda humanitaria mientras pide a los estados que aumenten sus aportaciones al fondo voluntario; la Administración Trump retiró el Estatus de Protección Temporal (TPS, en inglés) para haitianos; e impone exiguas sanciones a quienes venden armas a las pandillas.

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