Ciudad de México, 27 ago (EFE).- El artista Ángel Cabrales imaginó las reflexiones a las que hubiera llegado el mundo si se hubiera evitado la colonización de los pueblos indígenas mexicanos y las plasmó en “Axhuical” (Paralelo), una pieza de cerámica que dialoga sobre la relación México y Estados Unidos en la casa del embajador estadounidense Ken Salazar.
“Lo que está pasando ahorita me da mucha tristeza (conflictos migratorios), yo quería hacer algo que celebrara la tierra de donde venimos y creo que (la Embajada de Estados Unidos en México) también quería hacer eso, porque es una celebración de cultura”, cuenta Cabrales en entrevista con Efe sobre la exhibición “Estados Unidos y México: Un pasado poderoso, un futuro compartido”.
La muestra celebra los 200 años de relaciones diplomáticas entre los países vecinos que se cumplen este año y está compuesta por más de 40 piezas de arte.
Entre ellas, destaca la cosmovisión del artista fronterizo, pero también hay obras de David Alfaro Siqueiros, Diego Rivera, el Dr. Atl, Frank Romero, entre otras seleccionadas por Salazar y su esposa, Esperanza.
ENTRE CULTURAS
Cabrales creció entre El Paso, Texas, y Ciudad Juárez, Chihuahua, donde vivió siempre como si fuera el mismo territorio.
“Para mí, Juárez era parte de la ciudad, íbamos todas las semanas, yo creo que eso es importante, aprender el cómo hacer amigos con otras culturas, hacer esa mezcla. Es por eso que me gusta mucho la frontera, tiene lo mejor de los dos mundos”, considera Cabrales.
De niño, se cuestionaba sobre su origen, pero en las respuestas de sus padres solo encontraba el pasado colonial de México con la llegada de los españoles y eso era algo que no le hacía sentido del todo.
“Yo quería saber de dónde venían los ancestros de mi mamá y de mi papá, quería saber de dónde veníamos”, recuerda.
Un estudio de ADN de origen étnico y de genealogía hecho por sus primos arrojó que uno de sus abuelos era de la comunidad rarámuri de Chihuahua y que su abuela era de Oaxaca, en el sur de México.
A partir de entonces se embarcó en una serie de estudios de los pueblos ancestrales que le permitieron repensar qué hubiera pasado con estas culturas si los españoles no hubieran conquistado sus territorios.
UN MUNDO SIN CONQUISTA
En “Axhuical”, Cabrales propone una línea de tiempo horizontal dividida en dos, la parte de arriba que narra los hechos históricos del mundo y la de abajo presenta un “multiverso” que reimagina a manera de ciencia ficción lo que hubiera sido la vida de estas comunidades y los avances a los que hubiesen llegado.
“Yo quería un mundo en el que los juguetes para los niños no fueran soldados, quería que jugaran a algo que los inspirara a mover la ciudad a pulso, porque todos los juguetes ahí son ‘aztechnonauts’ (astronautas), ‘mayamaticos’ (matemáticos), ‘olmequemicos’ (químicos), ‘zapoteknical’ (ingenieros), para ver cómo podíamos mover el mundo en un lugar más positivo para todos”, menciona el artista al aludir a pueblos indígenas.
En este universo utópico que plantea, que va en crecimiento y contempla trasladarlo al plano de la animación, la comunidad es lo más importante.
Según descubrió, su proyecto es parte de la corriente “latino-futurismo”, que impulsa lo mejor de la cultura latina para la transformación del mundo.
“Yo pienso que el arte abre la puerta para hablar de lo que está pasando y lo que podemos hacer, ayuda a desarmar la mente, y yo quiero abrir esas puertas”, comenta.
En su paso por México el artista también trabajó con estudiantes de la capital, donde impartió un pequeño taller en el Museo Universitario del Chopo.
También ofreció otro en Toluca, con la Universidad Autónoma del Estado de México, con cuyos alumnos hizo una escultura en cinco días llamada “El tótem de la inteligencia”, que continúa el diálogo entre el pasado prehispánico y la actualidad.