Washington, 11 jul (EFE).- La toma de control por parte del Departamento de Defensa estadounidense de la minera especializada en tierras raras MP Materials, con una participación del 15 %, supone un paso decisivo de la Administración de Donald Trump para reducir el dominio de China al respecto, según indicó este viernes el secretario de Energía, Chris Wright.
“China tiene una influencia masiva. Ellos controlan la cadena de suministro de elementos de tierras raras. (…) Necesitamos tener ese control nosotros mismos. El presidente Trump se propuso reindustrializar Estados Unidos. Eso significa minería en EE.UU. Eso significa control sobre las cosas críticas que conducen a nuestra seguridad nacional y nuestra seguridad económica”, dijo Wright en Fox News.
La adquisición de capital, anunciada el jueves pero cuyo cierre está previsto este viernes, está valorada en 400 millones de dólares y se enmarca en un acuerdo que abarca los próximos 10 años.
La página web de MP Materials señala que esta firma opera actualmente la segunda mina de tierras raras más grande del mundo en Mountain Pass (California), donde extrae, refina y separa materiales de tierras raras. La empresa está poniendo en marcha una planta en Texas, conocida como Independence, que consolidará sus capacidades.
La compañía pretende utilizar los ingresos resultantes para expandir sus recursos actuales de separación y procesamiento de tierras raras, así como su capacidad de producción de imanes de esas tierras.
El Departamento de Defensa se compromete a efectuar inversiones multimillonarias y a adquirir su producción, y el pacto contempla la construcción de una nueva fábrica, en un lugar todavía por decidir, que se espera que esté en funcionamiento en 2028 y ayudará a que la capacidad de producción ascienda a 10.000 toneladas anuales.
MP Materials subraya que los imanes de tierras raras son uno de los componentes de mayor importancia estratégica en los sistemas de tecnología avanzada que abarcan aplicaciones comerciales y de defensa. Sin embargo, Estados Unidos depende en la actualidad casi por completo de fuentes extranjeras.
Las tierras raras no son realmente “tierras”, sino un conjunto de 17 elementos químicos que comparten muchas propiedades y suelen encontrarse juntas en la naturaleza.
Estos elementos son importantes porque están en muchos dispositivos que se utilizan con frecuencia como las pantallas táctiles, los paneles solares, los vehículos eléctricos e incluso en los billetes de euro, a los que se añaden para evitar falsificaciones.
La búsqueda de una menor dependencia de China respecto a esos elementos impulsó el acuerdo cerrado en abril con Ucrania, por el que Washington consiguió acceso a gran cantidad de tierras a cambio de ayuda.
Medios especializados como Green European Journal avanzaban ya en 2021 que son el próximo “oro negro”. Sin ellos, la tecnología verde, desde las turbinas eólicas hasta los coches eléctricos y los paneles solares, no funcionaría.
Su extracción y refinamiento, no obstante, causan un inmenso daño ambiental.
Su utilización en las tecnologías verdes y digitales requiere la extracción de enormes volúmenes de roca y el uso de cantidades ingentes de ácidos, mientras que para purificar una tonelada de tierras raras se necesitan 200 metros cúbicos de agua, que en el proceso se contamina con metales pesados acabando, sin tratar, en ríos, suelos y acuíferos.