Miami (EE.UU.), 11 nov (EFE).- Un vuelo de la compañía estadounidense Spirit Airlines que cubría la ruta entre los aeropuertos de Fort Lauderdale, al norte de Miami (EE.UU.), y Puerto Príncipe fue desviado este lunes tras ser alcanzado por disparos mientras se aproximaba a la capital caribeña.
El vuelo 951 de Spirit despegó esta mañana del Aeropuerto Internacional de Fort Lauderdale-Hollywood (FLL) con destino a la capital haitiana, pero tuvo que abortar su aterrizaje tras recibir varios disparos, según informaron medios estadounidenses.
El incidente ocasionó el desvío del avión al Aeropuerto Internacional del Cibao en Santiago de los Caballeros (República Dominicana), donde aterrizó y una inspección posterior confirmó daños en el fuselaje por arma de fuego.
Al parecer, un asistente de vuelo sufrió heridas leves y está siendo evaluado por personal médico, pero la aerolínea confirmó que ningún pasajero resultó herido.
El avión fue retirado del servicio y Spirit está organizando el traslado de los pasajeros y la tripulación a Fort Lauderdale en otro avión.
“La seguridad de nuestros pasajeros y miembros del equipo es nuestra máxima prioridad”, dijo la aerolínea en un comunicado.
Spirit Airlines ha suspendido su servicio a Puerto Príncipe y Cap-Haitien a la espera de una evaluación adicional.
Las aerolíneas American Airlines y Jet Blue anunciaron que también suspenderán los vuelos a Haití hasta el jueves.
Haití se encuentra este lunes bajo tensión política a la espera de que el empresario Alix Didier Fils-Aime tome posesión como nuevo primer ministro del país tras la destitución de Garry Conille y en medio del anuncio de las bandas armadas de que desde hoy aumentará la violencia.
El ataque al avión de Spirit se produce en medio de la violencia de las bandas armadas y las nuevas amenazas de la principal coalición de pandillas, Vivre Ensemble (Vivir Juntos), que ayer anunció nuevas jornadas de terror desde hoy mismo.
Solo entre julio y septiembre pasado al menos 1.223 personas murieron y 522 resultaron heridas en Haití como consecuencia de la violencia y la lucha contra las bandas, según la Oficina Integrada de las Naciones Unidas en el país caribeño (Binuh).
A ello se suman las 3.900 víctimas entre muertos y heridos en el primer semestre del año, después de que 2023 cerrara con unas 8.000 víctimas.