Washington, 3 oct (EFE).- La Fiscalía del Distrito de Columbia, donde se ubica la capital de EE.UU., Washington, decidió no presentar cargos contra los dos agentes del Servicio Secreto que abatieron a tiros en abril pasado a un supuesto ladrón en la residencia del embajador de Perú.
La Fiscalía explicó este lunes en un comunicado que ha optado por no presentar ninguna acusación contra los dos agentes implicados en el suceso al no haber “pruebas suficientes”.
Según la nota, “tras una revisión cuidadosa, completa e independiente de las pruebas” existentes, los fiscales federales no han hallado una base suficiente para probar “más allá de la duda razonable” que los agentes ejercieran un uso excesivo de la fuerza bajo las circunstancias a las que se enfrentaron.
Para llegar a esta conclusión, la Fiscalía y el Departamento de Policía Metropolitana han investigado el incidente y revisado el testimonio de testigos, pruebas físicas y grabaciones de comunicaciones de radio, además de informes forenses, policiales y la autopsia.
Poco antes de las 8.00 hora local (12.00 hora GMT) del 20 de abril de este año, los agentes del Servicio Secreto, cuerpo encargado de proteger la Casa Blanca y las legaciones diplomáticas, acudieron a la residencia del embajador de Perú, Oswaldo de Rivero, tras recibir una alerta de que se estaba produciendo un robo.
Al ver que el presunto ladrón, identificado como Gordon Casey, rompía los cristales de las ventanas e intentaba entrar, los trabajadores de la residencia trataron de impedirlo pero no pudieron, sobre todo al ver que llevaba una barra de metal.
Cuando los agentes llegaron, pidieron a Casey que arrojara el palo de metal, pero no quiso obedecer y uno de los policías sacó su pistola eléctrica.
Este gesto no tuvo ningún efecto aparente, dado que el supuesto ladrón caminó hacia ellos y empezó a agitar la barra de metal, con lo que los agentes abrieron fuego contra él.
Casey, que tenía 19 años, recibió dos disparos y falleció en el acto. Ni el embajador ni su familia sufrieron ningún daño.
La residencia oficial se encuentra en el acomodado barrio de Forest Hills, una zona tranquila de casas unifamiliares en el noroeste de la capital estadounidense, a unos siete kilómetros de la Embajada de Perú, que se ubica en la céntrica avenida Massachusetts, junto a otras legaciones diplomáticas.