Salwa Yordi | [email protected]
Fotos cortesía: Deiby Trujillo
El Día del Padre nos recuerda que hay historias que merecen ser contadas, porque van más allá de los regalos o los abrazos del momento; son regalos que hablan de sacrificio, amor incondicional y la fuerza que solo un padre puede tener cuando se trata del bienestar de sus hijos.
Esta es la historia de Deiby Trujillo, un padre colombiano que dejó atrás su país, su carrera y la comodidad de lo conocido, con un solo propósito: ofrecerles una mejor vida a sus hijos, Salomé y Christopher Trujillo.
VIDA EN COLOMBIA
Deiby vivía en Bogotá con su exesposa y su hijo Christopher. Tenía una carrera sólida como Gerente Regional de Operaciones en una multinacional de logística, pero cuando la empresa cambió de administración, la barrera del idioma inglés lo dejó fuera de una nueva oportunidad. Aunque tenía la experiencia, no tener dominio de un segundo idioma fue una limitante insuperable.
“No podía quedarme mirando al techo”, recuerda. “Me sentía frustrado como padre al no poder ofrecerles a mis hijos la vida que merecían.”
DESDE CERO
Como todo migrante, enfrentó sus mayores miedos al dejar su país. La incertidumbre, el comenzar de cero, el miedo de haber tomado una decisión equivocada, pero el amor por sus hijos pudo más.
“Mis hijos son el motor de mi existencia. No podía resignarme a que crecieran con carencias. Tuve que ser fuerte, con mucha ‘berraquera’ como decimos en Colombia, y confiando en Dios”, dice.
SEPARACIÓN
La parte más difícil fue dejar a sus hijos atrás. Christopher tenía apenas un año, y Salomé seis.
Antes de partir, se dedicó a llenarse de momentos con ellos, sabiendo que esos recuerdos serían su fuente para seguir adelante. Al llegar a Estados Unidos, vivió con el corazón partido, pero con la determinación intacta.
Mantuvo una rutina estricta con Salomé: llamadas todos los días a las 11 a.m., sin importar dónde estuviera. Incluso compartían tiempo jugando Fortnite los fines de semana, como una forma de “abrazarse” a la distancia.
Con Christopher, la relación fue distinta; era tan pequeño que llegó a pensar que su papá era un personaje de televisión.
REGALO DE VIDE
Después de cuatro años de lucha, estudio y trámites migratorios, llegó el gran día. En diciembre de 2023, justo un día antes de su cumpleaños, Deiby recibió la noticia: Salomé tenía permiso de residencia. En enero de 2024, finalmente se reencontraron para empezar una nueva vida juntos en Estados Unidos.
“Ha sido uno de los momentos más felices de mi vida. Poder verla crecer, acompañarla en su camino, ofrecerle nuevas oportunidades… todo ha valido la pena”, dice orgulloso.
SUEÑO AMERICANO
Para este padre, el verdadero sueño americano no se trata solo de cosas materiales. Es vivir con dignidad, en un lugar donde el esfuerzo rinde frutos. Es tener un hogar seguro, calles en buen estado, oportunidades reales para salir adelante, incluso sin un título universitario.
“El sueño americano es ver reflejado tu trabajo en la calidad de vida de tus hijos. Con enfoque, disciplina y la bendición de Dios, todo es posible”, finalizó.