Toronto (Canadá), 26 may (EFE).- Desde atrapar el agua de la atmósfera hasta conseguirla de un iceberg: La creciente escasez de agua obligará a muchos países a utilizar en los próximos años fuentes no convencionales que pueden proporcionar abundantes recursos hídricos para el consumo humano y agrícola.
Así, para 2050, casi la mitad de los países del planeta sufrirán escasez de agua, por lo que ha llegado el momento de empezar a utilizar estas fuentes no convencionales de agua, explicó a Efe Manzoor Qadir, subdirector del Instituto para el Agua, Medio Ambiente y Salud de la ONU (UNU-INWEH).
Este instituto basado en Canadá ha coordinado el libro “Fuentes no convencionales de agua” publicado hoy por la ONU.
Una de las principales fuentes no convencionales de donde se puede extraer agua es la atmósfera, que se estima contiene 13.000 kilómetros cúbicos de vapor de agua. Un kilómetro cúbico de agua equivale al contenido de 400.000 piscinas olímpicas.
Y las necesidades de agua dulce del planeta son de unos 4.600 kilómetros cúbicos al año.
Según explicó Qadir, existen varios métodos para capturar el agua de la atmósfera y utilizarla para su consumo.
En concreto citó la técnica de la recolección de neblina con redes verticales, que comunidades rurales en puntos tan diversos como Chile, Marruecos y Sudáfrica aplican desde hace más de 100 años para recuperar agua de la atmósfera.
Esta técnica tradicional, con la ayuda del desarrollo de materiales avanzados, ha permitido diseñar paneles recolectores que pueden producir al día más de 20 litros de agua por metro cuadrado de malla en condiciones de densa neblina.
Un metro cuadrado de malla, que tiene una vida útil de más de una década, tiene un coste medio inferior a los 250 dólares.
En ese periodo, un panel de un metro cuadrado de superficie generaría alrededor de 75.000 litros de agua, lo que supone un coste de producción de “sólo” 33 centavos por litro según el informe.
Otra técnica señalada por los expertos de la ONU es el llamado “sembrado de nubes”.
En este caso, se utiliza la dispersión en la atmósfera de sustancias como yoduro de plata o dióxido de carbono congelado para provocar lluvia.
Los expertos también dijeron que el desarrollo de nuevas tecnologías, como membranas con nanopartículas, pueden hacer que técnicas como la desalinización del agua marina se convierta en los próximos años en una práctica extendida para la producción de agua para consumo.
En la actualidad, casi un 5 % de la población mundial depende de agua producida a través de la desalinización.
Qadir explicó a Efe que aunque este proceso actualmente requiere de grandes cantidades de energía, el desarrollo de nuevas tecnologías hará que a corto y medio plazo esté disponible para países que ahora no pueden permitirse el uso de la desalinización.
De hecho, se estima que para 2030 se producirán en todo el mundo 200 millones de metros cúbicos de agua desalinizada, el doble que en la actualidad, a la mitad de lo que cuesta hoy en día.
La reutilización de agua de desecho, como las aguas residuales de las municipalidades o el agua de drenaje usada en actividades agrícolas es otra de las fuentes no convencionales señaladas por los expertos de la ONU junto con el uso de agua dulce atrapada en depósitos subterráneos de gran profundidad en el subsuelo de las plataformas continentales.
Pero quizás una de las fuentes más fascinantes citadas por Qadir es el agua contenida en icebergs.
Según los datos de los científicos de la ONU, cada año más de 100.000 montañas de hielo procedentes del Ártico y de la Antártica se derriten en los océanos.
Estos icebergs contienen más agua dulce que las necesidades anuales de todo el planeta.
Aunque la recolección del agua de icebergs ha sido discutida desde hace muchos años, y se realiza a pequeña escala en Groenlandia, hasta ahora se consideraba que no era algo práctico.
Aunque existen barreras como determinar a quién pertenecen esos icebergs. Qadir y otros expertos reconocieron que es el momento de plantearse seriamente la recolección de agua procedente de fuentes no convencionales como las montañas de hielo.
“La dura realidad es que las formas tradicionales de recolección de agua de nevadas, lluvias o ríos no son suficientes para responder a las crecientes necesidades de agua dulce en áreas con escasez”, explicó el director de UNU-INWEH, Vladimir Smakhtin.
“Los países con escasez de agua necesitan un cambio radical en la planificación y gestión de los recursos de agua que incluye el uso creativo de un creciente número de fuentes no convencionales, pero viables, de recursos hídricos”, añadió.