Los Ángeles, 12 abr (EFE).- El cruce irregular de migrantes en la frontera suroeste de Estados Unidos no cedió en marzo a pesar de la amenaza de la implementación de una polémica ley que convierte en un crimen el ingreso indocumentado al país por Texas.
La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, en inglés) informó este viernes que el mes pasado se detuvieron 137.480 extranjeros en puertos de entrada a lo largo de la frontera entre EE.UU. y México.
La cifra se mantuvo casi igual que en febrero cuando se pusieron bajo custodia 140.644 migrantes.
Se esperaba que la posible implementación de la Ley SB4 de Texas, que le permite al estado arrestar y deportar migrantes en la frontera y se presta para la discriminación racial, detuviera en algo la migración.
Inicialmente la medida estaba programada para entrar en vigencia el 5 de marzo pero una demanda federal logró detenerla, desatando una batalla legal con el fiscal de Texas, Ken Paxton.
La medida estuvo al menos un día en vigor, tras un dictamen de la Corte Suprema de EE.UU., después que un Tribunal de Apelaciones no hubiera dado su fallo a tiempo.
La vigencia de la ley se mantiene suspendida pero la amenaza de que se implemente sigue latente.
El comisionado interino de CBP, Troy Miller, dijo hoy en un comunicado que CBP “continúa tomando medidas significativas para desbaratar las redes criminales en medio de una actividad migratoria hemisférica sin precedentes”.
La cifra de detenciones en marzo fue un 45 % menor que en diciembre de 2023 cuando se registraron números récords, con más de 240.000 arrestos.
El Departamento de Seguridad Interna (DHS, en inglés) ha seguido expulsando extranjeros a sus países como parte de las medidas tomadas después de mayo de 2023, cuando culminó la implementación del Título 42, que permitía la expulsión de migrantes en caliente.
Desde esa fecha y hasta el 31 de marzo de 2024, el DHS ha expulsado a más de 660.000 extranjeros, incluidas 102.000 personas clasificadas como miembro de una familia.