Baltimore (EE.UU.), 26 mar (EFE).- Un puente derrumbado, un barco varado en medio del río y vecinos haciendo fotos este martes a un escenario inimaginable en las afueras de Baltimore. “Sonó como una bomba”, asegura un testigo directo sobre el accidente, por el que seis personas, que se cree que son latinoamericanas, siguen desaparecidas.
El choque tuvo lugar de madrugada. El carguero Dali tuvo un problema de propulsión y se empotró hacia las 01.30 hora local (05.30 GMT) contra el puente Francis Scott Key, el mayor del estado de Maryland, por el que pasan cada día unos 35.000 vehículos.
Baram Harem, taxista, iba a dejar a una empleada del almacén de Amazon, que se encuentra cerca del complejo portuario, cuando desde la carretera vio el buque aproximarse y chocar. Al sonido sordo del impacto le siguió una nube de humo. “Fue una locura”, señala a EFE todavía sorprendido, porque estuvo a minutos de cruzarlo.
Las autoridades han habilitado un punto de encuentro cerca del puerto para las familias afectadas, que llegan hasta allí con el semblante serio y sin querer hablar con la prensa. Dos personas fueron rescatadas por la mañana, una de ellas herida grave, y otros seis trabajadores de una empresa de mantenimiento del puente siguen desaparecidos.
No se ha facilitado ni su identidad ni la nacionalidad pero allegados suyos han indicado que eran latinoamericanos. “Están exigiendo que les den respuesta y que les cubran los gastos, pero ante todo están en ‘shock'”, apunta César Presidente, que conoce a los hermanos de dos empleados sin localizar.
Él, que trabaja como mecánico y lleva en Estados Unidos unos 20 años, es de El Salvador, el mismo país que algunos de los afectados, asegura. Sus conocidos están “totalmente desesperados” y a la espera de detalles de la Policía.
Quienes viven en la zona coinciden en que “es una gran tragedia. Da lástima, da tristeza saber que tanta gente ha sufrido las consecuencias de lo que ha pasado. Todo el pueblo aquí usa ese puente, aunque sea de vez en cuando. Nunca se imaginaría uno algo así”, explica a EFE Wendy Hernández, que reside allí desde hace 30 años.
Se ha acercado con sus dos hijos y su abuela para ver de cerca la magnitud del impacto. Desde el arcén de la carretera en la que están, echando la vista al horizonte, sigue en medio del río el portacontenedores, operado por la empresa singapurense Synergy Group y alquilado por la multinacional danesa Maersk.
La investigación está en marcha, aunque el FBI ha adelantado ya que no hay indicios de atentado terrorista, y la reconstrucción se prevé duradera y costosa, aunque no se han perfilado cifras. El puente, que debe su nombre al poeta Francis Scott Key, autor de la letra del himno estadounidense, tiene 2.632 metros de longitud.
“Esto va para largo. Ahora ya no vamos a poder llegar más rápido al trabajo”, apunta Elmer López, que vive en Baltimore, trabaja en una empresa de tejados y no podrá utilizar los dos túneles actuales porque su empresa transporta material “peligroso” y se verá obligada a dar un rodeo por carretera para cubrir su ruta habitual.
Incluso a quienes no circulaban por ese puente de forma habitual lo sucedido también les ha afectado. Glen y Joan Wilson viven a apenas 15 minutos y podían verlo hasta ahora desde su ventana trasera. Hoy se han acercado lo más posible para ver cómo ha quedado y rezar por los afectados.
“No dependíamos de él, pero era la manera fácil de cruzar. Se cayó como un castillo de naipes”, dice Glen comentando las imágenes omnipresentes este martes en las redes y en la televisión y recordando que el puente ha sido un pilar económico importante desde que se erigió en 1977.
La gente sabe en la zona que “todos los productos de los barcos grandes van a parar ahí”, añade Maribel Lemus, la mujer que se acercó con su nieta y los hijos de esta. Habla de Dundalk, un municipio dormitorio anexo a uno de los dos extremos del puente, cuya principal actividad giró este martes en torno a lo sucedido y a sus consecuencias futuras.
Las autoridades locales, mientras, subrayan que la prioridad inmediata es encontrar a los desaparecidos. En su búsqueda participan efectivos marinos y aéreos, mientras que para que la actividad se retome lo antes posible el presidente, Joe Biden, ha afirmado que no se escatimarán esfuerzos.