Washington, 28 abr (EFE).- El lenguaje que emplearon los miembros del Congreso de Estados Unidos entre 2009 y 2019 refleja un aumento del 23 % en las groserías entre los legisladores, especialmente los demócratas, según un estudio publicado este jueves.
Los tuits acerca del expresidente Donald Trump (2017-2021) dan cuenta en gran medida del deterioro de los modales en el Congreso, apuntó Robb Willer, de la Universidad de Stanford (California) y uno de los coautores del estudio.
Los investigadores usaron inteligencia artificial para el examen de unos 1,3 millones de mensajes Twitter enviados por congresistas en búsqueda de identificar el contenido grosero, al cual definen como expresiones que los observadores típicamente calificarían como rudo u ofensivo.
Si bien las chabacanerías y groserías se encuentran en el lenguaje público a lo largo y lo ancho del espectro político, el estudio halló que la falta de respeto entre los miembros del Senado y de la Cámara de Representantes fue más notable entre los demócratas más “progresistas”.
Esta diferencia partidista podría explicarse, en parte al menos, por las reacciones de esos legisladores al expresidente Trump, según la conjetura de los investigadores.
Un equipo de investigadores, encabezado también por Jeremy Frimer de la Universidad de Winnipeg, encontró que los mensajes Twitter más enconados son los que reciben más “me gusta” y se reenvían con mayor entusiasmo.
El hecho de que los tuits más enardecidos causen más revuelo en la red social no significa necesariamente que reciban más aprobación, indicaron los autores del artículo en la revista Social Psychological and Personality Science.
“Es probable que los tuits groseros reciban mayor número de ‘me gusta’ porque son reenviados tanto que llegan a mucha más gente”, indicó Willer.
En enero de 2021 el diario The New York Times publicó una compilación de cientos de vilipendios y expresiones provocativas en mensajes Twitter enviados por Trump desde que en 2015 anunciase su postulación para la candidatura presidencial.
Durante la campaña presidencial de 2016, Trump tuiteó unas 8.000 veces y en el curso de su presidencia lo hizo unas 57.000 veces, hasta que fue vedado de esa red social en los días finales de su mandato, según un análisis de la cadena CNN de televisión.
Otros estudios anteriores han mostrado que, a pesar del daño que el lenguaje irrespetuoso pueda causar, su uso puede ayudar a que los políticos llamen la atención sobre asuntos específicos, reciban contribuciones de dinero y entusiasmen a sus simpatizantes.
“Nuestra investigación no puede establecer si esta tendencia es buena o mala”, aclaró Willer. “La gente debe llegar a sus propias conclusiones en esta materia. A nosotros nos interesa analizar la toxicidad en el discurso político a largo plazo”.