Denver (CO), 2 ene (EFE).- El estado de Colorado dejó de transportar en buses a inmigrantes recién llegados hasta Nueva York y Chicago desde este lunes, a pesar de que cada día arriban decenas de solicitantes de asilo lo que ha sobrepasado la capacidad de servicios de ayuda de su principal ciudad, Denver.
El gobernador Jared Polis indicó en un comunicado que Colorado “ha estado asistiendo a la ciudad de Denver” desde principios de año para que los nuevos inmigrantes “llegasen al destino final deseado” que, en cerca de 1600 casos, significó ir a Nueva York o Chicago.
Sin embargo, ante el pedido de los alcaldes Eric Adams (Nueva York) y Lori Lightfoot (Chicago) de que Denver detenga el transporte de inmigrantes a esas ciudades, y a pesar de que Denver no recibió fondos federales para ayudar a esas personas con alojamiento, comida y servicios médicos, Polis ordenó dejar sin efecto ese servicio de transporte.
“Nos negamos a retener a personas en contra de su voluntad si desean viajar a otro lugar”, advirtió el mandatario.
“Si bien el gobierno federal y el Congreso, desafortunadamente, le han fallado al pueblo estadounidense en la reforma migratoria y la seguridad fronteriza, Colorado continúa asegurando un apoyo culturalmente competente y humano para ayudar a los migrantes a escapar de la opresión”, agregó.
La oficina del gobernador explicó que Polis, Adams y Lightfoot mantuvieron “una conversación productiva” que concluyó con la decisión de que Denver ya no contrataría buses para el transporte de los inmigrantes. Por eso, el último autobús con nuevos inmigrantes (la mayoría venezolanos) llegó a Nueva York desde Denver este domingo.
Datos oficiales de la Alcaldía de Denver indican que durante las últimas cuatro semanas unos de 4000 inmigrantes llegaron a esa ciudad, con un costo de más de 1,5 millones de dólares para la municipalidad local para proveerles de la asistencia necesaria. A la vez, más del 70 % de esas personas indicó que Denver no era su destino final.
Por separado, la oficina de Polis enfatizó que los inmigrantes enviados en buses a Nueva York y Chicago ya habían hecho arreglos para llegar por su cuenta a esas ciudades, pero que el gobierno decidió intervenir cuando esos planes se vieron frustrados “por el clima adverso y la falta de personal” que provocó “las cancelaciones de los viajes de muchos migrantes”.
Como comparación, Chicago recibió unos 3.900 inmigrantes durante los últimos cuatro meses, mientras que a Nueva York llegaron más de 36.000 inmigrantes durante los últimos nueve meses. Según el alcalde Adams, su ciudad gastará durante 2023 unos mil millones de dólares para responder a las necesidades de esas personas.
Por su parte Polis reiteró este lunes su pedido al presidente Joe Biden para que se impulse la aprobación de leyes que, a nivel federal, permitan “crear permisos de trabajo para inmigrantes”, así como “una mejor seguridad fronteriza”, siendo la meta final “una reforma migratoria”.