Ciudad de México, 24 jun (EFE).- Con un hundimiento promedio de 10 a 30 centímetros anuales, la Ciudad de México tendrá zonas “inhabitables” y se verá obligada a realizar “desplazamientos forzados” en menos de 10 años para poder hacer frente a las inundaciones y la falta de agua, alertan este martes a EFE geólogos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
La densidad poblacional en la metrópoli mexicana que provoca una “irracional” extracción de agua de pozos subterráneos, sumado al peso de las construcciones, hacen que la compactación arcillosa y volcánica del suelo haya llegado al límite de su capacidad, lo que provoca una subsidencia (hundimiento gradual del terreno) que alcanza hasta 40 centímetros anuales en algunas colonias de la ciudad.
El ejemplo más evidente de esta situación es el icónico monumento al Ángel de la Independencia, al que “cada determinados años le tienen que añadir un escalón” debido al descenso del terreno que lo soporta, explica Sergio Rodríguez, geólogo de la UNAM.
“Con un promedio de hundimiento de 15 a 30 centímetros por año, si lo multiplicas por 10 años, ya son tres metros y si lo multiplicas por 100, pues es increíble”, expone Rodríguez.
“Este es el punto de no retorno. Ya no hay forma de parar este proceso”, sentencia Wendy Morales, geóloga de la UNAM, quien señala que “pueden pasar dos cosas”: que los gobiernos y la población se adapten, lo que aumentaría los grados de marginación; o que se produzcan desplazamientos forzosos a otras zonas del país.
El 70 % del suelo inundable

Ubicada sobre un antiguo lago del que emergía la ciudad mexica de Tenochtitlan, el 70 % del suelo de la Ciudad de México se considera inundable.
Una situación cada vez más común durante la temporada de lluvias (de junio a octubre) debido al hundimiento de la ciudad, la falta de permeabilidad de un suelo cubierto de asfalto y sin zonas verdes, y el entubamiento de ríos que atravesaban la ciudad y servían como un sistema de drenaje natural.
En alcaldías como Iztapalapa, en el sur de la capital, con un hundimiento de 40 centímetros al año, las inundaciones y la falta de abastecimiento de agua evidencian una situación crítica pese a ser una de las zonas de la ciudad con mayor cantidad de pozos subterráneos.
Una situación contradictoria en la que la acumulación de lluvia contrasta con la falta de suministro, producto de una “inequitativa distribución del agua” que visibiliza la desigualdad social de la capital del país.
“Los que sacan el agua de los pozos son los que no tienen abastecimiento y además son los que sufren las inundaciones y la subsidencia. Es una paradoja social que se presenta como una cuestión para analizarse”, reflexiona Rodríguez.
En contraste, los edificios de nueva construcción de hasta 50 plantas “nunca van a tener problemas de falta de agua, porque pagan mucho para eso”, lamenta Morales.
El futuro ya está aquí
La “voracidad” de los desarrolladores inmobiliarios, que construyen en zonas de alto riesgo de hundimiento e inundación, y los episodios climáticos cada vez más extremos, harán que la Ciudad de México tenga áreas que no podrán ser habitadas, advierten los expertos.
“La gente y los gobiernos van a tener que empezar a buscar medidas de adaptación para que la población tenga los menores impactos y puedan regresar a su vida cotidiana”, explica la geóloga.
De no ser así, una parte de las personas va a tener que irse fuera de la ciudad en unos seis años, “porque va a ser insostenible”, vaticina Morales.
“El único posible futuro es desconcentrar (…). Hacer nuevas ciudades o nuevos centros urbanos más planificados donde haya empleo, hospitales, escuelas, centros comunitarios y así empezar a descentralizar esta ciudad”, apunta Rodríguez.
Para ello, los geólogos subrayan la importancia de la economía informal como motor del crecimiento de estos nuevos asentamientos y la necesidad de trasladar la industria y las instituciones fuera de la capital.
