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Campesinos de Oaxaca, en el sur de México, piden ayuda divina ante la sequía

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Oaxaca (México), 14 feb (EFE).- El comienzo de la Cuaresma con el miércoles de ceniza representa también una esperanza de aliviar la sequía que persiste en los campos de la región central del estado de Oaxaca, en el sur de México.

Pobladores reciben agua de 'El Pocito' este miércoles, en el municipio de San Andrés Huayapam (México). EFE/ Jesús Méndez

En el municipio de San Andrés Huayapam, conurbado a la capital oaxaqueña, es costumbre que, a partir del primer día de la Cuaresma, decenas de familias de campesinos acudan a llevarse un poco de agua en recipientes o bolsas de plástico de un sitio conocido como ‘El Pocito’ para llevársela y regarla en sus parcelas y al interior de sus pozos de agua.

Aseguran que con un poco de este líquido, que brota de un ojo de agua subterráneo, se puede amainar la sequía que enfrentan desde hace más de un año en sus cosechas de maíz, frijol, tomate, cebolla, entre otras frutas y legumbres de autoconsumo.

Esta es una costumbre que se da en el sur del país desde comienzos del siglo pasado, en la que, al término de la misa, los feligreses caminan al afluente a pedir un poco de agua y con ello asegurar religiosamente una buena cosecha y un año con más lluvias.

Pero el agua de ‘El Pocito’ también ha disminuido, junto con el manantial que atravesaba e irrigaba Huayapan y que se alimentaba de dos ojos de agua ya secos desde hace dos años, narra a EFE Ángel de Jesús Cortés, quien se encarga de racionar el agua que extrae del pozo ayudado con una polea que lo hace descender unos 5 metros.

“El nivel del agua más que nada sí ha bajado, bajó bastante y esperemos que no siga bajando, pero realmente la verdad se ha visto este año muy bajo el nivel del agua”.

Heriberto López Martínez es un campesino de 67 años de edad originario de la localidad mexicana de San Juan Guelavia y, como lo hace desde niño, visitó ‘El Pocito’ para llevar agua a su parcela.

“Éste año (2023) no llovió y todos estamos sufriendo por el agua, ahora, la verdad, los pozos se están secando, no hay suficiente agua, nosotros tenemos ganado, tenemos ‘toritos’ y ahí necesitamos del agua para que los animales tomen, por eso venimos a este dichoso pueblo para pedir agua”, comentó.

El agua que se llevó en un pequeño recipiente de menos de medio litro la regará en sus campos y la guardará porque para este año planea construir un nuevo pozo para sustituir el anterior que se le derrumbó.

La creencia se sustenta en que el Cristo de Huayapam les proveerá el agua que esta época de estiaje se volvería un milagro obtener de otra ayuda diferente a la celestial.

“Porque no llueve por eso ahora no hay agua en el pozo y tenemos fe y vamos a llevar el agua que vamos a echar en el pozo para que, primeramente Dios, vamos a tener más ‘agüita'” explica la señora Paula Martínez, quien es originaria del Valle de Tlacolula, en Oaxaca.

De acuerdo con estimaciones de la gerencia regional de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), de los 570 municipios de Oaxaca 439 sufren una prolongada sequía antes de que se presenten los meses críticos del estiaje, siendo uno de los principales problemas que se extiende por todo el país.

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