Ciudad de México, 30 may (EFE).- En una época donde las comparaciones aún pesan, la artista Camila Guevara marca distancia: “ni Pablo Milanés ni Ernesto Che Guevara”, afirma a EFE en la presentación de su disco debut ‘Dame flores’ en México.
Aunque los lleve en la sangre, al ser nieta de ambos, la joven cantautora cubana rehúye a ser encasillada en los íconos de la música o la ideología con los que suele asociársele.
“Somos personas diferentes, con diferentes momentos, inquietudes (…) Ellos se permitieron ser quienes fueron. Yo me estoy permitiendo ser quien quiero ser”, responde con la motivación de construir su propio camino.
Por eso, a sus 24 años, en la búsqueda de identidad y libertad recorre cada surco de su primer disco ‘Dame flores’, una obra ecléctica, por momentos desgarradora y por otros luminosa, que escapa de las fórmulas convencionales para explorar un espectro emocional ilimitado.
“Fue como un laboratorio”, relata Guevara, uno donde la honestidad no era “transparencia emocional, sino fidelidad a una necesidad creativa urgente”, en la que el género le permitió explorar una dimensión distinta de su historia.
De la ira a la floración

“Me gusta cómo darle lugar a las diferentes emociones”, dice. “Hay canciones que nacen de la ira, de la frustración y del dolor, y se convierten en eso: un reproche, un despecho”.
Otras, confiesa, “surgen desde la calma o la ternura, pero también “hay otras que son así, más livianas, honestas”.
‘Dame flores’ atraviesa 12 canciones con naturalidad por diferentes géneros desde el son cubano, el chachachá, la salsa, la trova, el pop, el rap, el rock e incluso el reguetón, invocando el deseo de la cantante en “que la gente sufriera todas”.
“Me pareció muy divertido también el hecho de tener un disco medio extremo con un rap que era medio sexual, experimentar ese tipo de escritura, y también tener canciones más profundas con imágenes más poéticas”, defiende.
De lo íntimo a lo colectivo

Guevara es considerada una de las grandes revelaciones de la música cubana y, parte de ello, se debe a su manera de romper con lo establecido a través de “viajes emocionales” .
“Como yo no escucho tantos álbumes enteros, quería hacer uno que funcionara como una playlist. Que tuviera todos esos momentos, esos viajes emocionales que yo misma tengo”, explica.
Con ‘Cariño’ se revela una canción íntima que, a pesar de que se construyó, ‘sin máscaras’, conduce un hilo de su propio arte, que no trata de confesar todo sin filtro.
“No necesariamente hay que ser súper sincero con lo que sientes en el momento”, admite Camila Guevara.
Sin embargo, aclara, “creo que hay que ser sincero con tus necesidades” y, en este caso, “tenía que expresarme, sacar todo lo que tenía dentro, que era un montón”.
Desde ese lugar, salen temas como ‘Lluvia’, ‘Cómo arde’ y ‘Vienen curvass’, un rap, cuya letra pícara y relajada va directo al grano.
Acostumbrada a componer sola -en su cuarto, en su sala, con su guitarra o a capella en La Habana-, abrir ese universo íntimo a otras miradas supuso un cambio radical.
Además, Camila Guevara reconoce que este álbum “fue difícil, doloroso” por la implicación emocional que tuvo cada canción, pero acepta que ese sufrimiento lo abrazó y lo transformó en creatividad.
“Muchas de nuestras heridas somos nosotros de alguna manera, pero a la vez tenemos el poder de ir transformándolas”, concluye la cantautora cubana.