Washington, 29 nov (EFE).- El presidente estadounidense, Joe Biden, avisó este martes que una huelga de ferrocarriles podría poner “en peligro” la economía de Estados Unidos y pidió al Congreso que intervenga antes de que se produzca ese parón, que podría empezar el 9 de diciembre.
Biden formuló esas peticiones al inicio de una reunión en la Casa Blanca con los líderes demócratas y republicanos del Congreso.
“Hay mucho que hacer, incluyendo resolver la huelga de ferrocarriles. El Congreso debe actuar. No será fácil, pero creo que tenemos que hacerlo. La economía podría estar en peligro”, aseveró el mandatario, sentado a la cabeza de una mesa rectangular con los líderes del Congreso a cada lado.
Biden ha intervenido este año en varias ocasiones en las negociaciones entre la industria ferroviaria y los sindicatos.
Con la ayuda del Gobierno, las dos partes ya alcanzaron en septiembre un acuerdo tentativo que recogía una subida de salarios del 24 % para los trabajadores, así como cláusulas para permitirles ir al médico o responder a emergencias familiares sin ser penalizados, como hace el sistema actual, que no contempla días de enfermedad.
Los trabajadores de ocho sindicatos del sector ferroviario han votado en los últimos meses a favor de ese acuerdo, pero cuatro sindicatos lo han rechazado y, en los últimos días, han amenazado con convocar un paro a partir del 9 de diciembre, justo antes de las Navidades.
Ante esa situación, el presidente anoche instó al Congreso a intervenir y le pidió que apruebe una ley para imponer el acuerdo tentativo que se alcanzó en septiembre, algo que el Legislativo tiene potestad de hacer en función de una regulación que se remonta a 1926.
Hoy Biden se reunió en la Casa Blanca con los líderes del Congreso para aunar visiones y delinear una estrategia.
La presidenta de la Cámara de Representantes de EE.UU., la demócrata Nancy Pelosi, anunció anoche en un comunicado que someterá a voto en esa cámara un proyecto de ley para frenar la huelga.
Una interrupción del transporte ferroviario a nivel nacional afectaría de forma negativa a la economía y provocaría más interrupciones en la cadena de suministro.
De producirse una huelga ferroviaria, 765.000 personas podrían perder su trabajo en las dos primeras dos semanas, según estimaciones de la Casa Blanca.