Washington, 18 jul (EFE).- El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, afirmó este martes ante el jefe de Estado israelí, Isaac Herzog, que la relación entre ambos países es “inquebrantable”, a pesar de las tensión entre la Administración demócrata y el Gobierno ultraderechista de Benjamín Netanyahu.
Ambos mandatarios se reunieron en el Despacho Oval de la Casa Blanca el día antes de que Herzog ofrezca un discurso solemne ante las dos cámaras del Congreso de Estados Unidos con motivo de los 75 años de la fundación de Israel, histórico aliado del país norteamericano.
Biden recibió al presidente israelí, con quien ya se ha visto en dos ocasiones anteriores, con un “bienvenido de nuevo”, y remarcó que la relación bilateral entre Estados Unidos y el Estado judío es “simplemente inquebrantable”.
“Usted sabe que mi amor por Israel es profundo y duradero. He dicho muchas veces que si no hubiera un Israel, tendríamos que inventarlo”, agregó.
El líder demócrata recordó además los esfuerzos de su Gobierno para acercar posturas entre Israel y sus vecinos árabes, al tiempo que reafirmó su compromiso para frenar el programa nuclear de Irán.
Herzog, del Partido Laborista israelí, dijo llevar “saludos y gratitud” para el presidente estadounidense de parte de todo el espectro político israelí.
El mandatario también explicó que pese a estar en Washington tiene puesta su atención en la situación política interna de su país ante el debate y las protestas por la polémica reforma judicial que impulsa el primer ministro, Benjamín Netanyahu.
“Permítame ser claro como el agua: la democracia israelí es fuerte y resistente. Estamos pasando por debates acalorados y momentos desafiantes, pero siempre buscaremos un consenso amistoso”, prometió.
Además, aunque admitió que hay “algunas diferencias” entre ambos Gobiernos, descartó que estas puedan dañar los lazos históricos que unen a los dos países.
El encuentro se produce el día después de que Biden llamara a Netanyahu para invitarlo a la Casa Blanca, un gesto que se había demorado mucho más de lo habitual en la tradicionalmente estrecha relación bilateral.
La relación entre Estados Unidos e Israel atraviesa una de sus peores crisis, desde que Netanyahu volvió al poder en diciembre, apoyado por socios ultraortodoxos y de ultraderecha, con el Gobierno “más extremista de la historia de Israel”, según palabras de Biden este julio.
Su Administración no ha ocultado en los últimos meses su preocupación por la reforma judicial en Israel, vista como una amenaza para la democracia, y la espiral de violencia con los palestinos, así como la expansión de asentamientos en Cisjordania ocupada.
Durante la llamada del lunes, Biden reiteró ante Netanyahu su preocupación por la reforma judicial.
El Gobierno israelí quiere aprobar antes de fin de mes la ley que anula la doctrina de la razonabilidad, uno de los pilares de la reforma judicial, que permite al Supremo revisar y revocar decisiones gubernamentales sobre la base de si éstas son razonables o no.
Netanyahu abrió con la oposición un diálogo sobre la reforma judicial que fracasó en junio, ante lo que el gobierno está decidido a avanzar con la misma de forma unilateral, mientras siguen las protestas.
Durante una rueda de prensa, el portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos, Matthew Miller, avisó este martes de que “este tipo de reformas fundamentales necesitan ser aprobadas mediante el mayor consenso posible”.
Miller también confirmó que Estados Unidos está en conversaciones con Israel para incluir al país en el programa de exención de visados para viaje, conocido como Visa Waiver, pero el Estado judío todavía no cumple con los requisitos necesarios.