Miami (EE.UU.), 18 sep.- Hay deportistas que tienen estrella, que poseen cierta facilidad para destacar sobre los demás con la extraña sensación de que lo hacen sin esfuerzo y como si estuvieran predestinados para ello.
Becky Hammon (Rapid City, EE.UU., 1977) es uno de esos seres especiales ligados al éxito y, además, no para de escribir su nombre en la historia del baloncesto.
Su último gran triunfo ha sido llevar este domingo a Las Vegas Aces a su primer anillo de campeonas de la WNBA, que es además el primer título que consigue ‘la ciudad del pecado’ en una gran liga norteamericana.
Estos logros se añaden a la lista interminable de récords ‘poco habituales’ que ostenta Hammon, quien ha conseguido ser campeona en su año de ‘rookie’ como entrenadora y cuando nunca jamás lo había logrado como jugadora (perdió unas Finales con las San Antonio Stars, la denominación anterior de Las Vegas Aces).
ECO INTERNACIONAL
Pese a su enorme popularidad en Estados Unidos a y ser uno de los principales reclamos de la WNBA, los títulos de Hammon hay que buscarlos al otro lado del Atlántico ya que jugó y celebró éxitos en varios equipos de Italia, Rusia y España.
Su fama se hizo internacional, convirtiéndose en una de las pioneras en salir a jugar a Europa durante los parones de la WNBA.
Se ganó al público por su estilo de juego y también por lo sencillo que era verla anotar desde el centro del campo porque, sí, en eso Hammon también fue diferente.
Enganchó a los aficionados de tal manera que era habitual (que pregunten en la localidad madrileña de Rivas) que los seguidores alentaran un tiro de Hammon desde el medio del campo antes que una acción ‘más tradicional’.
Quizás por ser especial tampoco defendió la camiseta de su país en torneos internacionales ni Juegos Olímpicos sino que ahí compitió con Rusia.
Hammon jugaba entonces para el CSKA de Moscú y se acercaban los Juegos Olímpicos de Pekín en 2008.
El seleccionador ruso, Igor Grudin, era también el director deportivo del CSKA y no dudó a la hora de ofrecerle un hueco en la convocatoria olímpica.
Esta decisión trajo polémica en EE.UU., calificándola incluso de traidora, pero tras defender su honor públicamente, y en vista de que el Team USA no la llamaría, aceptó la propuesta y se convirtió en ciudadana rusa.
En un guion digno de un Óscar, EE.UU. y Rusia se enfrentaron en semifinales. Hammon no hizo buen partido y solo sumó tres puntos, todos ellos en un último cuarto con todo decidido. Pese a ello, logró colgarse el bronce.
PIONERA EN LOS BANQUILLOS
Al margen de su gran carrera como jugadora en la WNBA (fue elegida seis veces para el All-Star y en dos ocasiones para el mejor quinteto de la liga), donde sin lugar a dudas Hammon ha marcado un camino nunca antes trazado por otra mujer es en su trayectoria como entrenadora.
En su último año como jugadora sufrió una gravísima lesión, que la alejó de las pistas y la acercó a los banquillos acudiendo en múltiples ocasiones como invitada a entrenamientos y partidos de los San Antonio Spurs de la NBA.
No era una simple espectadora: su opinión fue requerida en múltiples ocasiones y tenida en cuenta, hasta el punto que en 2014 aceptó la propuesta de Gregg Popovich para ser parte del cuerpo técnico.
Los récords se sucedieron: fue la primera en formar parte del cuerpo técnico de un All-Star y también la primera en ser entrevistada para el puesto de entrenador principal de varios equipos (la llamaron los Milwaukee Bucks, los New York Knicks, los Portland Trail Blazers y los Orlando Magic).
El 30 de diciembre de 2020 pasó a la historia después de que Popovich fuera expulsado ante Los Angeles Lakers y Hammon asumiera la dirección del equipo en un partido oficial. Nunca antes había sucedido y la pionera no podía ser otra.
En su primer año, Hammon ha hecho campeonas a unas Aces cuyo gran reto era jugar la postemporada y lo ha conseguido mejorando el rendimiento de sus jugadoras por encima de las expectativas, copando la mayoría de galardones individuales de la WNBA este curso.
Hay proyecto en Las Vegas y un futuro prometedor para Hammon, la mujer de los récords extraordinarios que llegó al baloncesto para derribar barreras y abrir nuevos caminos.
Nacho García