Ciudad de México, 25 jun (EFE).- Casi 100 años después de que naciera el primer alebrije de cartón de las manos artesanas del mexicano Pedro Linares surge ‘Males on Pointe’, la primera compañía de ballet de hombres en puntas de Latinoamérica que desafiará con la diversidad de estas criaturas fantásticas cualquier estigma durante la semana del Orgullo de la Ciudad de México.
Con su tutú a un lado, el pionero en la enseñanza del ballet masculino en puntas en México, Iván Félix, cepilla su peluca y prepara su conjunto de maquillaje de colores vibrantes para convertirse en la bailarina de ‘AlebriSueños y Minkus Gala’, dos espectáculos dirigidos por Víctor Treviño, del Ballet EloElle, que se presentarán el 27 y el 28 de junio en la capital mexicana.
“Cuando hago de bailarina entro en personaje: soy otro. Creo que como bailarina de ballet de comedia tienes la libertad de soltarte y tocar esa parte femenina que todos tenemos y explorarla al 100 %”, confiesa a EFE Félix, quien cofundó ‘Males On Pointe’ en medio de la pandemia de covid-19 junto al primer bailarín del San Diego Ballet, Tonatiuh Gómez.
Y es que antes de esta compañía “de diversas nacionalidades, corporalidades, colores y orientaciones sexuales (…) no había muchos lugares en donde un chico pudiera desarrollarse en puntas. A nosotros como varones no se nos enseña el uso de la zapatilla en puntas en las academias, te dicen que no te las pongas, te regañan”, revela el mexicano sobre este arte de la elevación popularizado por la italiana Amanda Brugnoli en 1823.
Una prueba física y social
“Si un hombre logra bailar en puntas profesionalmente es porque fue autodidacta y tiene una facilidad innata para hacerlo o porque trabajó mucho en un salón sin supervisión”, enfatiza tras sostener que ‘Males on Pointe’ también es un movimiento para que las instituciones vean que este tipo de danza es “una fuente de trabajo digna, válida y nada fácil”.
Para Félix y Gómez pararse en puntas pone a prueba el cuerpo masculino por la diferente “estructura ósea entre una chica y un chico”, pero sobre todo da una oportunidad a personas a las que se les ha cerrado la puerta de la danza tradicional o incluso a “salir del clóset” mientras sus familias los ven bailar.
La diversidad que abraza a esta compañía es la perfecta representación de lo que Pedro Linares en la década de los 30 imaginó al pintar el primer alebrije, esa pieza artesanal “fantástica” exenta del género que con diversos colores toma todas las formas posibles de un sueño.
Descentralizar el arte
Con sus vestimentas -basadas en los patrones de la prestigiosa firma mexicana Pineda Covalin- AlebriSueños es un espectáculo donde los bailarines “juegan” con los roles de género al interpretar “criaturas fantásticas” que, con su encanto indefinible, tienen “la intención de acercarse” a un público más amplío, explica Gómez.
Uno de los objetivos del cofundador también es “descentralizar las artes” de las principales ciudades de México, así fue que el estreno de esta puesta en escena se hizo el pasado 6 de junio en Cuernavaca, en el central estado de Morelos.
Así se pueden acercar a más comunidades y ver si el espectáculo tiene “algún efecto” sobre la gente, principalmente en niños de entre 11 y 12 años que “si no les generas un interés en algo más posiblemente los reclute “el narco y se los pescan”, comenta sobre la situación del país, donde más de 30.000 menores han sido cooptados por el crimen organizado, según la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim).
‘Males on Pointe’ ha recibido a más de 300 alumnos desde su creación en 2020, y hasta ahora es el “único” espacio en Latinoamérica que ha resistido en puntas ante un contexto adverso en donde, al menos en México, la comunidad LGTBI sigue enfrentando asesinatos y desapariciones.