Ciudad de México, 3 dic (EFE).- La desigualdad que enfrentan miles de perros en situación de calle en México fue el punto de partida del voluntariado “Dando una patita a Lea y Maya”, que comenzó entre ladridos y la esperanza de una segunda oportunidad para estos animales.
Para Italibi Gutiérrez, cofundadora de LomBom, asociación dedicada al bienestar canino, esta problemática exige crear puentes que involucren a toda la comunidad en la búsqueda de soluciones y, en última instancia, avanzar hacia un mundo más justo para todos los animales desde una visión integral del bienestar.
En ese contexto, la compañía energética Iberdrola México, en colaboración con LomBom, organizó una jornada de alimentación y limpieza de áreas comunes en el albergue Lea y Maya en el Estado de México (centro), con el objetivo de dar atención y sumar manos para el bienestar animal.
Durante la actividad que buscó más que llevar alimento o limpiar espacios, también se trazaron como objetivo el transformar mentalidades.
“Más que ayuda, se busca una redirección de la mentalidad, donde tengamos un comportamiento mucho más respetuoso hacia estos seres”, destacó la activista.
En esa misma línea, la coordinadora de Responsabilidad Social Corporativa de Iberdrola México, Karina Gómez, precisó que el propósito de la jornada también estuvo centrado en crear sensibilidad para el cuidado de los perros en situación de calle y aportar en las actividades del refugio animal”.
“Uno de los principales compromisos de nuestra empresa es el medioambiente y este tipo de actividades nos permiten contribuir a su cuidado porque los animalitos en situación de vulnerabilidad también forman parte del ecosistema”, destacó Gómez.
El voluntariado se reunió en el albergue Lea y Maya, donde, entre el sonido de trapos, escobas y los saludos entusiastas de los perros, los asistentes se dedicaron a limpiar patios, ordenar espacios y brindar cuidados básicos.
Un futuro para los animales

La supervisora del albergue ‘Lea y Maya’, Kenia Cepeda González, destacó que existen retos, como la economía para brindar hogar a los 50 perros que tienen bajo su custodia, y así darles “calidad de vida mientras encuentran una familia”.
La encargada del refugio destacó que las adopciones han reducido durante los dos últimos años, pues no todos buscan un perro mestizo, de color negro o talla grande.
Frente a este panorama, una de las tareas clave del albergue es insistir en la importancia de la esterilización como herramienta esencial para reducir la sobrepoblación.
Sobre la educación a nuevas generaciones, añadió que el objetivo es que cada vez más personas crezcan con esta responsabilidad, “para que logremos tener un impacto a futuro”.
Voluntarios brindan “una patita” a albergue

Más allá de la jornada del día, la filosofía del recinto Lea y Maya es mirar a los perros del albergue no solo como animales necesitados, sino como compañeros que merecen un mundo más justo y compasivo.
La voluntaria de Iberdrola México, Paula Rubalcaba, vivió un día lleno de emociones al contemplar las necesidades que los perros del refugio requieren para sobrevivir día a día. Ante ello, declaró que “son seres que no pueden expresar su dolor, entonces siempre es bueno ayudarles y apoyar en todo lo que se pueda”.
Rubalcaba compartió que al llegar al sitio experimentó tristeza, “quisiéramos ayudar a todos y llevarlos a nuestra casa, pero claramente no se puede”.
Para la voluntaria, ayudar en el refugio con la limpieza, el paseo y darles alimento la ayuda a conectar más con los animales.
Por último, invitó a la sociedad a donar y “viralizar (en redes sociales) esta situación que cada vez se hace más grande y concienciar a la gente de que son almas que sienten y no las podemos soltar”.


