Washington, 28 may (EFE).- Samira Addrey, activista y médica ghanesa-estadounidense formada en Cuba y residente en Estados Unidos, critica duramente las restricciones de la Administración de Donald Trump contra las misiones médicas cubanas, a las que considera un pilar fundamental de “la infraestructura de salud global”.

En una entrevista con EFE, Addrey calificó de “ridículas” las acusaciones de Washington, que ha amenazado con sancionar a autoridades de países que reciben esas brigadas médicas, al alegar que se trata de una forma de tráfico humano.
“Si esas misiones se detienen, sería un fracaso total y un golpe a la salud global”, declaró la activista sobre esas misiones médicas, de las que dependen varios países, especialmente del Caribe.
“Ninguno de mis profesores, que casi todos cumplían misiones en diferentes países, dijeron que fueran esclavos y muchos de ellos siempre decían que si tenían chance de regresar a esos países iban a hacerlo”, agregó.
Graduada en 2020 de la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM), Addrey conoció la existencia de becas para estudiar medicina en Cuba a los 15 años, cuando vivía en Estados Unidos con su familia, proveniente de Ghana. La reputación de los médicos cubanos en zonas rurales de su país de origen, que le relató su padre, fue determinante en su decisión.
“La diferencia fundamental es que en Cuba el estudiante toca pacientes desde el primer día. Aquí en Estados Unidos puedes pasar cuatro años sin tener ese contacto”, explicó sobre la formación que recibió en la isla.
También destacó el enfoque colaborativo de la enseñanza en Cuba, pues subrayó que allí los profesores te animan y “no hay esa competencia destructiva” entre alumnos.
De regreso en Estados Unidos, Addrey comenzó a trabajar en el área administrativa del sistema de salud. A su vez, se ha convertido en una firme defensora del acceso universal a la atención médica y muy crítica con el sistema sanitario del país norteamericano.
“Aquí lo primero que te preguntan en emergencias es si puedes pagar”, lamentó
Estados Unidos anunció a finales de febrero que amplía la actual restricción a los visados impuesta contra aquellos que se benefician de la “explotación laboral” de trabajadores cubanos en el extranjero, como aquellos implicados en misiones médicas.
El secretario de Estado, Marco Rubio, de ascendencia cubana, calificó esas misiones de “práctica atroz” y apuntó que en muchos casos operan como “trabajo forzado”, dado que no se paga a los médicos, sino al Gobierno cubano, y se les quita los pasaportes.
Cuba ha rechazado las acusaciones de Washington en contra de su programa -una de las principales fuentes de divisas del país- y ha asegurado que se trata de una “campaña” en contra del país y de sus doctores.
En ese mismo sentido, el pasado marzo líderes de la Comunidad del Caribe (Caricom) defendieron la contratación de médicos cubanos y negaron que se trate de explotación laboral.