Morelia (México), 27 oct (EFE).- El director mexicano Alejandro González Iñárritu se ha rendido ante todo acto de afianzar una figura inamovible de él mismo, ante la búsqueda de la verdad absoluta, de las certezas de la vida y ahora abraza la vulnerabilidad, fragilidad, e incertidumbre que lo llevaron a crear “Bardo, falsa crónica de unas cuantas verdades”.
“Esta película habla de alguna forma de rendirte, esta es la parte que veo ahorita, pero eso sí no lo poseía hace 20 años (cuando inició en el cine). Cuando eres más joven quieres poseer las cosas, quieres explicar todo y está bien, pero después te das cuenta que es inútil, no hay mucho crecimiento en este abordaje”, relata en entrevista con EFE el director del filme que estrena este jueves.
En el año 2000, González Iñárritu marcó un hito en la historia del cine mexicano con el estreno de “Amores perros”, una historia de cruda realidad y narrativa novedosa, con una exploración emocional fuerte de sus varios personajes atravesados por un accidente.
El escenario era la caótica Ciudad de México -de donde es originario- y a lo largo de las siguientes dos décadas el director exploró la industria fuera de su país, fue hasta el 2021 que regresó a su ciudad para comenzar las grabaciones de su filme.
“Veo con cierta satisfacción el poder llegar a ejercer un oficio que me permite hacer una película de esta envergadura técnicamente, y a nivel personal, poder expresar mis emociones y mis sentimientos, el tener el valor y el coraje de poder decirlo sin miedo”, cuenta.
“Bardo” sigue la historia de Silverio Gama, un periodista que regresa a su país tras varios años de vivir en Estados Unidos y en una experiencia onírica y psicodélica explora temas políticos, su condición migratoria, el paso del tiempo, su identidad nacional, familiar y personal.
El periodista de su filme es muy parecido a él mismo y encarna sus dos formas de abordar su quehacer cinematográfico, con su fascinación a la hora de investigación, similar a la del ejercicio periodístico, hasta su interés de ficcionar la realidad.
Es a partir de ahí que el director comienza con un juego entre la realidad y la ficción que considera, está separado por una línea muy difusa.
“Me gustaba la idea de que estos dos mundos (el periodismo y el cine) navegaran porque quería reflexionar sobre cosas que solo el periodismo te da, como los migrantes y también me gustaba esa dualidad del personaje para hablar de lo que me interesa a mí y de lo que he experimentado de una forma”, responde.
COMPONER A SILBIDOS
Desde el tráiler, González Iñárritu deja entrever que la música en el filme tendrá un gran peso.
De The Beatles a David Bowie, pasando por banda mexicana, el filme explora la sonoridad y la música de forma particular y en los créditos de composición destaca su nombre junto al de Bryce Dessner, a quien asegura el silbó parte de las piezas.
“Fue para mí un proceso muy bonito porque tenía clara la idea desde el principio que iban a ser metales, quería una banda como oaxaqueña, de pueblo, de esta música mexicana, muy parecida a la música serbia-judía, que es de melancolía pero que tiene mucho de absurdo porque es lo que oyes en una boda, pero también en un funeral, y con esa cosa exquisita un poco desentonada”, explica.
La película también cuenta con el trabajo de su amigo Eugenio Caballero, encargado del diseño de producción y responsable de materializar lo onírico del proyecto de Alejandro, quien religiosamente se dedicó a explicar las sensaciones inexpresables con palabras que quería transmitir al hacer anotaciones y dibujos de cada escena en el guion que trabajo junto a Nicolás Giacobone.
“Fue bien complicado el proceso, nunca había hecho una película así porque es una historia sin historia, es una historia que está básicamente construida no con una estructura de actos con un centro dramático, el centro es emocional, entonces muchas veces puedes reflexionar o sentir cosas, o imaginar cosas y fantasear cosas, reflexionarlas pero la dificultad es que estas cosas su naturaleza es muy abstracta es muy elusiva son conceptos”, responde.
El filme ya está disponible en salas nacionales donde será exhibida en el país por siete semanas. En Suramérica tendrá su estreno el 4 de noviembre, a partir del 18 será un estreno global y finalmente llegará a Netflix el 16 de diciembre.