Los Ángeles, 18 oct (EFE).- Paul Flores, de 45 años, fue hallado este martes culpable de la muerte de su compañera de clase Kristin Smart, desaparecida en 1996 después de regresar de una fiesta a los dormitorios de su universidad en San Luis Obispo, California, y cuyo cuerpo nunca se encontró.
La fiscalía logró convencer al jurado de que Flores había asesinado a la joven estudiante en un intento de violación.
Flores fue la última persona en ser vista con la estudiante de la Universidad Politécnica Estatal de California en San Luis Obispo, donde él también estudiaba, cerca de los dormitorios estudiantiles el 25 de mayo de 1996.
En abril del año pasado Flores fue arrestado en su casa de San Pedro (California) casi 25 años después de que Smart, de 19 años, desapareciera. Su padre, Rubén Flores, también fue acusado por complicidad por supuestamente ocultar el cuerpo.
Aunque el cuerpo de Smart nunca fue hallado, ella fue declarada legalmente muerta en 2002. El caso sin resolver se convirtió en uno de los más famosos de California.
La fiscalía usó el testimonio de una mujer que en 2019 aseguró que Flores le dijo que había matado a Smart.
Supuestamente, el padre, Rubén Flores, escondió el cuerpo de Smart para posteriormente trasladarlo a otro sitio después de años de conservar parte de los restos debajo de una tarima en su casa en el sur de California.
Padre e hijo fueron juzgados en audiencias separadas. Rubén Flores, de 88 años, fue declarado inocente de los cargos de complicidad.
El juicio de Paul Flores se llevó a cabo en una corte de Salinas, a 110 millas (177 kilómetros) al norte de San Luis Obispo, por pedido de la defensa para garantizar un juicio justo.
Flores será sentenciado en diciembre.