Ciudad Juárez (México), 2 sep (EFE).- Casi un mes después de anunciarse el fin del programa “Quédate en México”, activistas denuncian este viernes una crisis binacional en la frontera de Ciudad Juárez y El Paso, donde los albergues están saturados y persiste la incertidumbre sobre el futuro de los migrantes.
Directores de albergues lamentaron que no hay cambios tras el aviso del Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos (DHS, en inglés), que prometió el 8 de agosto eliminar el programa de Protocolos de Protección a Migrantes (MPP), conocido como “Quédate en México”, que el ahora expresidente Donald Trump instaló en 2019.
“La migración siempre va a existir, en este albergue hay 51 migrantes de Honduras y de México. Estamos haciendo trabajos de ampliación, para que haya una capacidad de 200 a 250 personas”, indicó a Efe el pastor Juan Fierro, director del Albergue Pan de Vida en Ciudad Juárez.
El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, celebró la semana pasada el fin del MPP, que exige a solicitantes de asilo estadounidense esperar su proceso en territorio mexicano.
“Nunca hemos aceptado constituirnos como lo que se conoce como un tercer país, como un campamento de migrantes para esperar a que resuelvan en Estados Unidos”, sostuvo.
Pero en Ciudad Juárez la realidad contradice este discurso, así como en otras partes de la frontera, donde esta política ha impactado a más de 75.000 migrantes, según datos del Comité Internacional de Rescate (IRC, en inglés).
“Ninguna frontera nunca estaremos preparados para esta realidad de migración, hay casos de haitianas embarazadas y no hallan dónde atenderse”, aseveró a Efe el padre Javier Calvillo, director de la Casa del Migrante en Ciudad Juárez.
POLÍTICAS DE TEXAS CALAN EN MÉXICO
Los activistas y directores de albergue también han denunciado que la frontera mexicana padece los efectos de las políticas más restrictivas que ha implementado Greg Abbott, el gobernador de Texas.
Calvillo declaró que “el tema migratorio se le salió de las manos a las autoridades de Texas”, que ahora envían a indocumentados en autobuses a Nueva York y otros estados liberales de Estados Unidos para ejercer presión.
“El gobernador de Texas es un racista y por eso manda a los migrantes a Nueva York, se los está mandando a Joe Biden por su política migratoria”, comentó.
Mientras que el pastor Fierro señaló que ante esta crisis migratoria que vive la vecina ciudad de El Paso “sería complicado si traen a Juárez a indocumentados, ya que se agravaría la situación de capacidad en todos los albergues de la región”.
La saturación refleja el flujo migratorio récord a Estados Unidos, cuya Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, en inglés) ha interceptado a más de 1,7 millones de personas en lo que va del año fiscal 2022, que se inició en octubre pasado.
ACTIVISTAS DE EL PASO ALZAN LA VOZ
Ante el incremento considerable de migrantes, activistas de El Paso han cuestionado las políticas de Texas.
“Este lunes alrededor de 50 migrantes fueron procesados de este lugar, integrantes de la División de Manejo de Emergencias de Texas y miembros de la Guardia Estatal de Texas, realizaron el procesamiento”, declaró Aracely Lazcano, portavoz del Centro de Oportunidades para Personas sin Hogar, a Efe.
Los activistas denuncian que el edificio del Centro de los Trabajadores Agrícolas Fronterizos fue utilizado para enviar a los indocumentados a diferentes puntos de Estados Unidos.
En la sala de espera, los migrantes escuchan las instrucciones para dirigirse a su nuevo destino.
Uno de los extranjeros que próximamente partirán de este refugio de la estadounidense ciudad de El Paso es Nelvin Valderrama, originario de Venezuela.
“Para llegar aquí tuve muchos contratiempos, crucé un día antes de que se ahogara la niña de Guatemala en el río Bravo (el 22 de agosto), por Ciudad Juárez”, contó.
Mencionó que vio casos de personas que esperaban hasta dos años en Ciudad Juárez para cumplir el sueño americano y tenían que permanecer en México.
Otro de los asilados en este lugar es Ruiai Ruiz, también procedente de Venezuela.
“Desde Chiapas (llegué) a este lugar, pasé por la selva, muy peligroso, allá había muchos muertos migrantes, murieron ahogados”.
A pesar de los obstáculos y la discriminación, señaló que ahora que se encuentra en Estados Unidos se siente más seguro que en México, al que acusa de ser un país con corrupción, trata de personas y secuestros.