Washington, 15 nov (EFE).- Ningún apellido resuena tanto en el imaginario de Estados Unidos como el de Kennedy. Ahora, la irrupción en la escena política de uno de los miembros más jóvenes de la familia, Jack Schlossberg, promete continuar la saga de una de las dinastías más influyentes del país.
Desde que en 1961 John F. Kennedy se convirtió en el presidente electo más joven de la historia de la nación, la familia procedente de Boston se instaló en la mente de los estadounidenses como una especie de realeza política, envuelta en poder y elegancia y salpicada por la tragedia.
Más de seis décadas después, Schlossberg, su nieto de 32 años, anunció esta semana su candidatura al escaño en la Cámara de Representantes de Nueva York que dejará vacante el demócrata Jerrold Nadler, sumándose a una concurrida primaria por el duodécimo distrito congresional de la ciudad.
El excorresponsal de la revista Vogue es uno de los tres hijos de Caroline Kennedy, la única hija viva del matrimonio de John y la emblemática Jackie Kennedy. Con esta entrada al ruedo político se ha convertido en el primer descendiente directo del mítico JFK en postularse a un cargo electo.
Desde 1900

La estirpe moderna de la familia se remonta al año 1914, cuando Joseph Kennedy y su mujer, Rose, se casaron y tuvieron nueve hijos juntos.
Joseph, ambicioso empresario y embajador en Londres, soñaba con ver a uno de sus hijos en la Casa Blanca, pero quizá no se esperaba que tres de ellos seguirían la senda de la política.
El punto álgido de este sueño se alcanzó con la llegada al poder de JFK en 1961, quien protagonizó una fulgurante carrera política con un final trágico: el mandatario fue asesinado a tiros el 22 de noviembre de 1963 en Dallas, Texas, mientras circulaba en coche durante una comitiva presidencial.
El asesinato de JFK obsesionó al mundo, despertando toda clase de teorías de la conspiración alrededor del día de su muerte. Pero este no fue el único magnicidio que acabó con la vida de un Kennedy.
La maldición de la saga

Cinco años después, el hermano de JFK, el exfiscal general y senador Robert F. Kennedy, recibió un disparo mortal mientras hacía campaña en Los Ángeles para la nominación presidencial demócrata.
El 16 de julio de 1999, el hijo del difunto mandatario, JFK Jr., pilotaba un avión ligero que se estrelló contra el Atlántico provocando su muerte y la de su esposa Carolyn.
Ted Kennedy, el hermano menor de JFK, sobrevivió a todos y se convirtió en el “león del Senado”, uno de los legisladores demócratas más influyentes con una trayectoria de casi medio siglo en el Congreso estadounidense.
Su carrera, sin embargo, estuvo marcada por el escándalo del caso Chappaquiddick, cuando en 1969, Ted se precipitó con su coche por un puente, lo que le costó la muerte a Mary Jo Kopechne, de 28 años, que quedó atrapada en el interior.
Los Kennedy parecían estar destinados a vivir bajo una eterna mala suerte: aviones caídos, accidentes y muertes prematuras. Hasta se habló de “la maldición de los Kennedy”, pero parece que, a pesar de ella, este clan familiar se ha resistido a desparecer del radar político estadounidense.
Con presencia en la vida pública
Más recientemente, varias generaciones han pasado por el Congreso estadounidense, como Joe Kennedy, nieto de RFK, miembro de la Cámara de Representantes por Massachusetts durante la administración de Joe Biden (2021-2025).
La madre de Schlossberg, Caroline Kennedy, fue embajadora en Japón y en Australia durante los mandatos de Barack Obama (2009-2017) y Joe Biden, respectivamente.
Entre ellos también se encuentra al que algunos consideran la 'oveja negra' de la familia, Robert F. Kennedy Jr., elegido por el presidente, Donald Trump, como secretario de Salud, y que pasó de hacer campaña en contra del republicano a ser uno de sus más leales seguidores.
Ahora, el joven Schlossberg, con una gran presencia en redes sociales y un perfil distendido que ha llamado la atención de los medios, se ha definido como un “demócrata de nueva generación” y un “estudiante del legado y la Administración de su abuelo”.
El nieto de JFK, crítico con Trump en sus vídeos virales, cuenta con más de 830.000 seguidores en TikTok, lo que considera una ventaja para conectar con los jóvenes.
Con él, la fascinación por los Kennedy vuelve a tomar fuerza. La dinastía no ha acabado todavía.


