Nueva York, 16 jun (EFE).- El presidente de EE.UU., Donald Trump, daba hace diez años el pistoletazo de salida a su primera campaña electoral, tras la que, para sorpresa de muchos, llegó a la Casa Blanca dispuesto a redefinir la política estadounidense.
El 16 de junio de 2015, el líder republicano bajaba las escaleras doradas de la Torre Trump para anunciar la que sería su primera candidatura a la Casa Blanca.
En una imagen que ahora recuerdan los medios estadounidenses, Trump, sonriente, levanta su dedo pulgar desde las escaleras mientras, al fondo, un grupo de seguidores con camisetas de MAGA ('Make America Great Again') le saca fotografías con sus celulares.
Hasta entonces, Trump era un empresario reconocido particularmente en el sector inmobiliario, tenía un 'reality' llamado 'The Apprentice' y había hecho algún que otro cameo en televisión y en el cine.
Pero antes de su primer mandato nunca había ocupado un cargo público o militar, a diferencia del resto de expresidentes de Estados Unidos.
Su política migratoria, en el foco
En sus primeros años como mandatario, Trump centró su discurso en diversas cuestiones, entre ellas, la inmigración “ilegal”.
Su política migratoria sigue ahora siendo uno de los focos de su Administración con su campaña de deportaciones masivas, que han derivado en las últimas semanas en multitudinarias protestas por todo el país.
El republicano también se ha destacado, además, por mentir, y según The Washington Post durante su primer mandato hizo hasta 30.573 afirmaciones falsas o engañosas.
También las teorías conspiranoicas son de agrado para Trump, siendo la más relevante su afirmación de que las elecciones de 2020, en la que perdió frente al demócrata Joe Biden, estuvieron amañadas.
Esta teoría llevó al asalto del Capitolio el 6 de enero de 2021, en el que fallecieron cinco personas, entre ellas el policía Brian Sicknic, atacado por algunos de los asaltantes.
Autoritarismo y ataques a instituciones
En el décimo aniversario de su primera campaña electoral, medios estadounidenses como The New York Times o la cadena CNN subrayan de él su tendencia al autoritarismo.
Y destacan sus ataques a instituciones culturales, bufetes de abogados e incluso Universidades como Columbia o Harvard, a las que ha congelado parte de sus fondos federales por presunto “antisemitismo”.
Si su elección como presidente ya sorprendió a muchos en 2016 -cuando su contrincante era Hillary Clinton-, su reelección para un segundo mandato tras haber sido declarado culpable en su caso penal en Nueva York también fue inesperada para parte del público.
El 10 de enero, el republicano fue condenado a una sentencia de “libertad incondicional” en este caso, convirtiéndose así en el primer presidente de Estados Unidos con una condena criminal en su haber.