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El suministro energético, un reto para atraer a EE.UU. las inversiones que busca Trump

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Oxon Hill (EE.UU.), 12 may (EFE).- EE.UU. busca la manera de potenciar la inversión directa extranjera en un momento de optimismo gracias a la voluntad del Gobierno de Donald Trump de generar empleos en manufacturas y otros sectores. El suministro de energía a gran escala, según destacaron este martes representantes regionales, es uno de sus principales retos.

“Gracias a la Administración de Trump nuestro flujo de posibles acuerdos (de inversión) es hoy mayor de lo que nunca lo ha sido”, afirmó de manera rotunda el gobernador de Misisipi, Tate Reeves, en la cumbre de inversión SelectUSA, cita que suele atraer a más de 5.000 participantes y que este año las autoridades locales encaran con especial entusiasmo ante las políticas del Gobierno federal.

 “Es obvio que no vamos a lograr todos esos contratos de inversión, pero creo que nuestra economía va a seguir prosperando en el panorama actual”, añadió Reeves, que lidera un estado que concentra plantas de empresas como Toyota, Rolls Royce o Airbus y que tiene deseos de atraer capital de nuevos sectores, como, por ejemplo, los centros de datos.

Independientemente de las presiones arancelarias que ha activado Trump para tratar de forzar más inversiones del exterior, varios directivos de multinacionales destacaron en la cumbre el “buen momento” para desembolsar capital en EE.UU., ya sea por la agilidad en el terreno regulatorio o la protección que se brinda a la propiedad intelectual.

Una “era vibrante”

La consejera delegada de Siemens, Barbara Humpton, por ejemplo, afirmó que el país vive una “era vibrante” gracias a la iniciativa del actual Gobierno para asegurar el liderazgo estadounidense en tecnología e inteligencia artificial (IA) o a los proyectos para desarrollar el ferrocarril de alta velocidad.

Humpton puntualizó que es ahí donde su empresa ha centrado sus inversiones más recientes, como las destinadas a la manufactura de trenes en Carolina del Norte o de cuadros de distribución eléctrica en Texas y California, fundamentales para apoyar la demanda de energía de los mencionados centros de datos.

El gran volumen de agua y electricidad que precisan estos servidores gigantescos es uno de los grandes retos de cara a expandir el uso de la IA y uno del que es muy consciente el estado de Virginia, el lugar que más centros de datos concentra en el mundo, tal y como subrayó hoy su secretario de Comercio, Juan Pablo Segura.

“La demanda de energía no va a decrecer, sino todo lo contrario”, aseveró Segura, que apuntó a las iniciativas del estado para innovar a la hora de hacer frente a la sed energética del sector.

Los planes van desde el establecimiento en la localidad de Chesterfield de un futuro reactor de fusión nuclear que empezaría a operar -en caso de que se vuelva factible este tipo de energía- a mediados de la próxima década o el compromiso de que Virginia ostente el primer reactor atómico modular de pequeño tamaño en todo el país.

“Queremos que ese reactor esté operando para 2030, y con nuestro actual marco regulatorio creo que lo podremos lograr”, añadió.

Un gasoducto para suministrar a Asia oriental

Uno de los grandes objetivos de la Administración de Trump en el plano energético es hacer realidad un plan que lleva años en desarrollo y que se ha topado con trabas en cuanto a viabilidad económica, el de construir un gasoducto que permita suministrar desde Alaska 20 millones de toneladas de gas natural licuado (GNL) cada año a Japón, Corea del Sur, Taiwán, Vietnam o Tailandia.

La idea es transportar gas natural desde North Slope, la región más septentrional de EE.UU., hasta el puerto de Nikiski, desde donde sería licuado y enviado en barco a Asia en una travesía de unos 8-9 días, casi cuatro veces menos que lo que tarda en llegar el GNL de Texas que EE.UU. vende a esta región del mundo.

El problema es que la construcción de un gasoducto de casi 1.300 kilómetros de largo en una zona tan remota se ha estimado en unos 44.000 millones de dólares.

En todo caso el gobernador de Alaska, Mike Dunleavy, cree que ante el panorama actual el gas podría estar ya “fluyendo” en 2028, según dijo en la jornada inaugural de esta cumbre que concluye el miércoles.

“Los aranceles y el comercio han cambiado la ecuación”, admitió con respecto a la reticencia mostrada hasta ahora por los grandes compradores de GNL estadounidense en la región, Japón y Corea del Sur, dos países cuya economía depende a su vez enormemente de lo que exportan a EE.UU. y que negocian estos días para que no se haga realidad la amenaza de Trump de imponerles aranceles del 24 % y del 25 %, respectivamente.

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