Naciones Unidas, 29 oct (EFE).- La relatora de la ONU para los derechos humanos en Rusia, Mariana Katzarova, aseguró este martes que el país vive “tiempos más alarmantes” ahora que durante la época de la Unión Soviética (URSS) si se comparan los niveles de represión desde las instituciones en ambos períodos.
“Los disidentes soviéticos recibían hasta siete años de prisión, mientras que ahora el encarcelamiento de los críticos del gobierno comienza a partir de siete años y va hasta 20 o 25 años de prisión”, incidió hoy en una conferencia de prensa en la que presentó su nuevo informe sobre métodos de tortura en Rusia.
La relatora destacó que el país ha vuelto a “la psiquiatría punitiva, especialmente dirigida contra manifestantes antiguerra y críticos del gobierno”, un método que recuerda precisamente a los tiempos de la Unión Soviética.
Según Katzarova, el país ha “normalizado la tortura” especialmente después de los atentados terroristas del pasado marzo en Moscú, reivindicados por el Estado Islámico pero utilizados por la sociedad rusa para criminalizar a los inmigrantes oriundos de Tayikistán.
Desde entonces, las autoridades rusas han “redoblado las redadas policiales, las detenciones, los malos tratos, las extorsiones, el acoso y las deportaciones de migrantes, especialmente de tayikos y de otros grupos procedentes de Asia Central”, indica el informe.
Entre las torturas que se aplica a la población migrante, a la que también se recluta forzosamente para luchar en la guerra de Ucrania, se incluyen el uso de descargas eléctricas y fuertes palizas. Además, en la cárcel están normalmente hacinados en celdas “y con una higiene rudimentaria”.
En el caso de la población LGTBI, Katzarova indicó que se le somete a acudir a terapias de conversión en las que se aplican descargas eléctricas y palizas con tubos y porras y en las que sufren violaciones y otros actos de violencia sexual.
Algunas de las personas LGTBI entrevistadas por la relatora destacan además que durante su estancia en los centros de detención eran obligadas a golpear o administrar descargas eléctricas a otros presos, y si eran liberadas, las autoridades aconsejaban a sus familias que les matasen para “limpiar su nombre”.
Por su parte, los prisioneros ucranianos sufren malos tratos a manos de los guardias, que los golpean con barras metálicas y les aplican descargas eléctricas incluso en los genitales, según el estudio, titulado ‘La tortura en la Federación Rusa: Una herramienta para la represión en el interior y la agresión en el exterior’.
La guerra en Ucrania, subrayó la relatora, ha supuesto una expansión de la tortura “como herramienta de represión en el país y de agresión en el extranjero”.