Redacción internacional, 25 oct (EFE).- Movimientos conspiracionistas han instrumentalizado con grandes cantidades de desinformación el caso de Sean 'Diddy' Combs, imputado por delitos de trata y explotación sexual, para perjudicar a los demócratas con un relato que mezcla famosos y falsas acusaciones de pedofilia para ganar notoriedad mediática y erosionar la candidatura de Kamala Harris.
Así lo exponen expertos consultados por EFE Verifica, que apuntan a que estas narrativas siguen patrones similares a otras teorías de la conspiración, como el ‘Pizzagate’ o la desinformación sobre el caso Jeffrey Epstein, que también han tratado de relacionar falsamente a celebridades y figuras del Partido Demócrata con una supuesta trama de pedófila.
Una detención rodeada de desinformación
La detención el 16 de septiembre de Sean ‘Diddy’ Combs, a quien la Justicia le imputa tres cargos de crimen organizado, tráfico sexual y trata de personas, generó un aluvión de mensajes engañosos y conspiraciones que especulaban, sin pruebas, con la posibilidad de que el rapero fuera el cabecilla de una extensa red de tráfico menores que implicaba a las altas esferas estadounidenses.
Rápidamente en redes sociales se viralizaron vídeos y contenidos que vinculaban a Beyoncé en el caso o afirmaban que el cantante Justin Bieber o Jaden Smith, hijo de Will Smith, fueron víctimas de abusos por parte de 'Diddy', relatos que, pese a carecer de fundamento alguno, acumulan millones de reproducciones en plataformas como X o TikTok.
Lo que a simple vista parece un chisme inocuo de redes sociales esconde, en realidad, una estrategia habitual de este tipo de teorías, que incluyen en sus historias a famosos para lograr la mayor popularidad posible, según expone a EFE Verifica Annie Kelly, doctora e investigadora en la King's College de Londres especializada en temas de extrema derecha y teorías de la conspiración.
Mientras estas historias cogían fuerza en internet, el candidato republicano, Donald Trump, publicó en su red social Truth Social una imagen manipulada digitalmente —que, posteriormente, eliminó— en la que aparecía Kamala Harris con Combs, junto a un texto en el que se preguntaba si la demócrata había participado en alguna de las “locuras” del rapero.
La difusión de esa imagen manipulada logró un gran impacto y aumentó en un 400 % el número de publicaciones en línea que hacían referencia a Harris y 'Diddy', según un análisis realizado con Meltwater, una herramienta para monitorizar publicaciones y su impacto en internet.
Algunos de estos mensajes, que circularon en distintos idiomas y principalmente en la red social X, tachaban a la demócrata de pedófila o afirmaban que la falsa fotografía era prueba de que había mantenido una relación con el artista.
Todo está conectado
“Ha habido una serie de teorías que conectan a Combs con Kamala Harris, a pesar de que no tienen ninguna conexión significativa”, constata Mike Rothschild, periodista y autor de diversos libros sobre el movimiento QAnon, una teoría de la conspiración ligada a la extrema derecha estadounidense que defiende, entre otras cosas, que Trump lucha contra un “Estado Profundo” dirigido por pedófilos y satánicos.
Rothschild señala que la mayoría de la desinformación sobre el caso 'Diddy' “es una variación de las teorías que vinculan a Bill Clinton con Jeffrey Epstein — acusado de tráfico y abuso sexual de menores—, a pesar de que no hay evidencia real de que Clinton tuviera algo que ver” con esos crímenes.
Precisamente, Elon Musk, a quien Trump ofreció un cargo en un posible Gobierno bajo su liderazgo, compartió recientemente una imagen que acusaba a los famosos que apoyaban la candidatura de Harris de estar implicados tanto en los crímenes presuntamente cometidos por 'Diddy' como en el caso de Jeffrey Epstein.
Para Annie Kelly, todas estas teorías de la conspiración “eventualmente se enredan entre sí” por el interés de la gente a tener nuevo material y por el propio funcionamiento de las redes sociales, donde los relatos no tienen un fin.
Ecos de QAnon
La base de estas teorías se fundamenta en el conocido como 'Pizzagate', una teoría que surgió en 2016 durante la campaña de las elecciones presidenciales y que vinculaba a la entonces candidata demócrata Hillary Clinton con una presunta trama de prostitución infantil.
Clinton también ha sido relacionada, sin evidencias, con el caso de Jeffrey Epstein, sobre el que se suele especular con una lista de clientes y pedófilos cuya existencia nunca se ha probado. Además, en las últimas semanas, diversos internautas también la han acusado de asistir a las fiestas organizadas por 'Diddy' y en las que supuestamente se cometieron delitos sexuales.
Las tres historias —'Diddy’, Epstein y 'Pizzagate'—, tienen “una estructura similar” al impregnar delitos reales con una “capa de conspiración y patraña relacionada con destacadas figuras del Partido Demócrata”, explica Mike Rothschild.
Asimismo, todas apuntan a la existencia de una arcana red de tráfico y abuso de niños, una narrativa que suele explotar el movimiento 'QAnon', coinciden Rothschild y Kelly.
Sobre la razón de que estas teorías se centren frecuentemente en este aspecto, Kelly señala dos razones principales: la primera porque las historias que involucran a niños pueden atraer a la gente de una forma más visceral; y la segunda por la posibilidad de eludir de forma más eficaz la moderación de las redes sociales en comparación con una conspiración más clásica.