Salwa Yordi | [email protected]
Austin, TX.- Creció en un pequeño valle en Ciudad Juárez, México, donde las lluvias persistentes solían inundar su hogar. A los 6 años de edad, Rosamaria Murillo y su familia enfrentaron una de las peores inundaciones, perdiendo todo lo que tenían.
En medio de la adversidad, su madre, con valentía, ayudó a reconstruir sus vidas desde cero. La resiliencia de su familia en esos días difíciles sería una lección que Rosamaria llevaría consigo a lo largo de su vida.
MIGRANTES
Cuando ella tenía 12 años de edad, su familia tomó una decisión que cambiaría sus vidas para siempre: emigrar a los Estados Unidos en busca de mejores oportunidades.
Se establecieron en El Paso, Texas, donde enfrentaron desafíos significativos. La barrera del idioma retrasó a Rosamaria dos años en la escuela primaria. La familia vivió en un sótano en condiciones precarias, con polvo en el aire y espacio limitado.
AYUDA
En lugar de desanimarse, Rosamaria se mantuvo enfocada en su educación y en ayudar a su familia. Trabajó en múltiples empleos, desde limpiar casas hasta en restaurantes, para contribuir al sustento familiar mientras asistía a la escuela secundaria.
La determinación de la joven la llevó a graduarse de la secundaria en 1985, pero el camino hacia la universidad no fue fácil. Con el apoyo limitado de su familia, que en ese momento estaba enfrentando sus propias dificultades, Rosamaria se mudó a Austin con solo $25 en el bolsillo.
A pesar de los desafíos, el espíritu indomable que había demostrado en su juventud la impulsó a seguir adelante.
“SEGUIR ADELANTE”
En la Universidad de Texas en Austin, Rosamaria decidió cambiar su enfoque de administración de empresas a estudios pre-médicos.
Durante este tiempo, su padre falleció, dejándola con una profunda tristeza pero también con una motivación renovada. En lugar de rendirse, tomó el consejo de su padre de “seguir adelante” con más determinación que nunca.
Mientras estudiaba, trabajó arduamente para mantener sus estudios, a menudo haciendo ‘malabares’ entre trabajos de medio tiempo y sus cursos.
Recibió la asistencia de profesores solidarios que le brindaron oportunidades de trabajo y apoyo financiero cuando más lo necesitaba. Su pasión por la medicina y el deseo de ayudar a otros la guiaron en su camino.
PROFESIONAL
Después de obtener su maestría en trabajo social, Rosamaria comenzó a trabajar en Planned Parenthood, donde se enfocó en la prevención de VIH (Virus de Inmunodeficiencia Humana) y en el apoyo a las mujeres en comunidades vulnerables.
En los años 90, lideró programas innovadores para integrar servicios de salud para mujeres y niños, y se convirtió en una figura clave en la implementación de iniciativas de salud pública en áreas desatendidas.
COMUNIDAD
El verdadero testimonio de su compromiso llegó durante la pandemia de COVID-19. Como la Directora Ejecutiva de la organización sin fines de lucro “El Buen Samaritano”, Rosamaria fue crucial en la respuesta de emergencia, ayudando a distribuir $12 millones en asistencia financiera y alquiler.
Su trabajo aseguró que las comunidades inmigrantes, que a menudo estaban excluidas de las ayudas gubernamentales, recibieron el apoyo necesario para sobrevivir durante la crisis.
PERSEVERANCIA
Hoy en día, Rosamaria Murillo, continúa siendo una fuerza impulsora en el campo de la salud pública, defendiendo la justicia social y trabajando incansablemente para mejorar las vidas de los más necesitados.
Su historia es un testimonio de la fuerza del espíritu humano, la importancia de la perseverancia y el impacto positivo que una sola persona puede tener en su comunidad.
El Buen Samaritano
Dirección: 7000 Woodhue Drive, Austin, TX 78745
Teléfono: (512) 439 8900
Correo electrónico: [email protected]