Redacción Deportes, 6 ago (EFE).- El arubeño Xander Bogaerts llegó a este martes con 28 imparables en sus últimas 64 apariciones al bate, logrando con esta consistencia con el madero ser un factor clave para que los Padres de San Diego sean uno de los mejores equipos en la actualidad en las Grandes Ligas.
Con el desempeño de Bogaerts, quien regresó al juego el pasado 12 de junio tras perderse mes y medio por una fractura en el hombro, los Padres han ganado 11 de 16 encuentros, apretando la carrera por la División Oeste de la Liga Nacional y la lucha por un comodín clasificatorio a la postemporada.
En este periodo de 16 juegos, Bogaerts ha disparado al menos un indiscutible en 14 de ellos, acumulando entre sus batazos seis extrabases al contabilizar cuatro dobles, un triple y un cuadrangular, mientras ha remolcado siete carreras y anotado en 10 ocasiones.
Desde que regresó al terreno de juego, el dirigente Mike Shildt lo ha estado utilizando en el medio de la alineación, contrario a la primera parte de la campaña en la que fue colocado como primer bate, iniciando el orden ofensivo.
Shildt ha rotado a Bogaerts alrededor del dominicano Manny Machado, colocándolo delante, como tercero en orden ofensivo, o detrás, sea como cuarto o quinto bate, lo que ha brindado un resultado positivo, tanto al arubeño como al equipo.
En esa distribución, Bogaerts ha jugado 10 partidos como quinto en el orden ofensivo, acumulando un promedio de bateo de .463 (41-19), mientras que como tercero lo hace para .421 (19-8) en cinco desafíos y para .500 (4-2) en un único partido.
Esta efectividad con el madero por parte de Bogaerts ha contribuido en la mejoría en ataque de Machado, quien desde el regreso del veterano segunda base registra promedio de bateo de .328, con cinco vuelacercas y 11 carreras remolcadas, lo que también ha ayudado a aligerar la carga ofensiva, que hasta ahora había caído en la espalda del curazoleño Jurickson Profar, quien ha sido el principal cañonero del equipo en lo que va de temporada.
Su respuesta con el madero, ha llevado a Bogaerts a levantar su promedio de bateo en 56 puntos, pasando de batear para .219, al momento de su lesión, a .275 al día de hoy, con cinco jonrones, 21 carreras impulsadas y 33 vueltas anotadas.
Para el momento de su regreso, los Padres jugaban para marca de 49-48, a ocho juegos de los Dodgers de Los Ángeles por el primer lugar en el Oeste de la Nacional, y a un juego de los Mets de Nueva York y los Cardenales de San Luis por el tercer comodín clasificatorio para la postemporada en la Liga Nacional.
Desde ese punto y hasta este martes, los Padres mejoraron su récord a 61-52, pasando de tener un solo partido en margen positivo (49-48) a nueve por encima de la marca de los .500, logrando acercarse a cinco encuentros de los Dodgers (66-47) y pasaron a empatar en los puestos de comodín con los Bravos de Atlanta (60-51) y Diamondbacks de Arizona (61-52), muestra del impacto que ha tenido en el grupo la producción ofensiva de Bogaerts.