Bogotá, 7 jul (EFE).- La selección colombiana sigue rompiendo barreras y su invicto de 27 partidos, con el que iguala el más largo de su historia, refleja los frutos del proceso de Néstor Lorenzo, que logró reflotar un barco que se había hundido al no clasificar al Mundial de Qatar 2022.
Al equipo no le ha pesado el invicto en la Copa América y, por el contrario, ha sido mejor que sus cuatro rivales -Paraguay, Costa Rica, Brasil y Panamá- bajo el liderazgo de un renovado James Rodríguez, que ya lleva cinco asistencias y un gol que hacen de él mejor jugador del torneo.
Del total de 27 partidos invicto, racha que empezó en el 2022, el equipo ganó 21 juegos y apenas empató seis.
El récord anterior lo consiguieron los pupilos de Francisco Maturana entre 1992 y 1994, racha que Colombia perdió el 7 de abril al caer 0-1 en un amistoso con Bolivia en la ciudad de Villavicencio.
El resurgimiento
El último partido que Colombia perdió fue el 1 de febrero de 2022 ante Argentina por 1-0 en el estadio Mario Alberto Kempes, de Córdoba, por la jornada 16 de las Eliminatorias al Mundial de Qatar, un resultado que sepultó las oportunidades que tenía el combinado cafetero para clasificar a la Copa del Mundo.
La era de Reinaldo Rueda, entrenador del equipo en esa época, culminó con sendas victorias 3-0 ante Bolivia en Barranquilla y 0-1 frente a Venezuela en Puerto Ordaz, tras lo cual el estratega dejó el cargo y Colombia tuvo que comenzar de cero otra vez.
El equipo, con Héctor Cárdenas como interino, ganó otros dos amistosos ese año a Arabia Saudí (1-0) y Guatemala (4-1), hasta que fue nombrado Néstor Lorenzo.
Un rescatista
El argentino llegó al banquillo colombiano sin muchos pergaminos ni mucho bombo, como sí lo habían hecho sus antecesores Carlos Queiroz y Reinaldo Rueda.
Su gran carta de presentación era el trabajo como asistente de José Pekerman entre 2012 y 2018 en la selección colombiana, que lo hacía cercano a muchos jugadores, y el título de la liga peruana que obtuvo con el Melgar meses antes de asumir como seleccionador cafetero.
Lorenzo llegó como un rescatista, con el objetivo de salvar a un equipo que había quedado golpeado por no clasificar a Qatar y que necesitaba un recambio por el envejecimiento de una generación dorada liderada por Falcao García, Juan Guillermo Cuadrado, James Rodríguez y David Ospina.
En aquel debut, el técnico ya empezó a utilizar a jugadores que se convertirían en piezas vitales del equipo como el extremo Luis Díaz, el propio James o los centrales Carlos Cuesta y Davinson Sánchez.
Sin embargo, con el paso de los partidos empezaron a salir de las convocatorias nombres como los de Wilmar Barrios, Steven Alzate, Frank Fabra o Cuadrado para darle paso a Jhon Arias, extremo del Fluminense; Richard Ríos, centrocampista del Palmeiras, o Kevin Castaño, mediocentro del Krasnodar.
Columna clara
Las lesiones del veterano David Ospina abrieron paso en el equipo a Camilo Vargas, portero del Atlas, de México, que se ganó el puesto y no ha vuelto a salir de él.
Liderado por su guardameta, el argentino ha logrado conformar una columna vertebral en la que aparecen, siempre, el lateral derecho Daniel Muñoz (Crystal Palace), el central Jhon Lucumí (Bologna), el mediocentro Jefferson Lerma (Crystal Palace), Arias, James y Díaz, así como el atacante Rafael Santos Borré, que en la Copa América perdió el puesto con el goleador Jhon Córdoba.
Igualmente ha acercado a la selección a dos de las joyas juveniles que triunfan en el fútbol inglés: el centrocampista Yaser Asprilla, del Watford, y el delantero Jhon Durán, del Aston Villa, quienes ya han pescado minutos en el torneo y suelen ser parte habitual de las convocatorias desde hace meses.
Ahora, con el récord igualado, Lorenzo apunta a que su equipo lo rompa en las semifinales de la Copa América ante la rocosa selección uruguaya de Marcelo Bielsa, un partido en el que Colombia sueña con jugar la final del torneo y obtener, 23 años después, su segundo título continental.
Jorge Gil Ángel