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Fotos cortesía: Juan Pablo Calleja
En cualquier época del año se pone de moda el término ‘talar’, en algunas casas, porque el derribar un árbol, en ocasiones, es prioritario para proteger la vivienda de una familia luego de que, previamente, la planta de tallo leñoso y elevado, fue sometido a una poda controlada que llevó a convertirse en una labor prioritaria.
El trabajo de abatir o de quitar las ramas superfluas de los árboles, de acuerdo con los expertos, “es un trabajo que se desarrolla en unas condiciones duras y peligrosas”, dijo Juan Pablo Calleja, de 33 años de edad y natural de Cuajinicuilapa, estado de Guerrero, México.
Lo expresado por Calleja sirve para recordar el caso de Ricardo Busto, quien murió mientras podaba un árbol a gran altura, según el informe del Departamento de Policía de Winston-Salem: “Busto estaba, aproximadamente, a 30 pies de altura en el árbol con otro hombre y estaban podando una rama grande y ésta cayó sobre su cabeza”.
El Departamento de Bomberos bajó a Busto y descubrió que había fallecido como consecuencia de la herida recibida. “Posiblemente no tenía experiencia en ese tipo de trabajo”, dijeron las autoridades.
EXPERIENCIA
Calleja lleva 12 años podando las ramas que interfieren con los tejados y las líneas eléctricas, cortando árboles y quitando los tocones (así se denomina la parte del tronco de un árbol que queda unida a la raíz cuando lo talan), tareas que se realizan en un día de trabajo.
“Debido a la experiencia que tenía, durante cuatro años, estuve trabajando con ‘K.O. Tree Services’, una compañía que funciona en Charlotte y en Winston-Salem, Carolina del Norte. Lo primero que le exigen a uno para ser vinculado a cualquier empresa como la referida es que se debe tener práctica en la labor mencionada”, dijo Calleja, padre de dos niños y esposo de Leticia, quien es ama de casa.
CIFRAS
De acuerdo con la Oficina de Estadísticas Laborales de Estados Unidos (BLS, sigla por su nombre en inglés), hay 1.3 millones de trabajadores de mantenimiento de terrenos y en ellos se incluyen a quienes talan árboles o sus ramas. Su tasa de mortalidad anual es de, aproximadamente, 17 por 100.000 Equivalente a Tiempo Completo (FTE), lo que significa alrededor de 220 incidentes fatales cada año.
BLS no separa a los trabajadores de los árboles (utiliza el término “podadores y podadores de árboles) de los trabajadores de mantenimiento de terrenos en sus cálculos de tasas de mortalidad.
Según un informe del Departamento de Agricultura, más de 36 millones de árboles se talan anualmente en áreas urbanas. La consecuencia es la añadidura de 167.000 acres de áreas impermeables como son el concreto, el asfalto o las autopistas.
LABOR
“Hay varios motivos para talar un árbol. Entre ellos podemos mencionar que se encuentren muertos, enfermos, inclinados, dañados o no sean deseados. Si una persona piensa cortar un árbol, debe contratar un experto con equipos especializados para evitar un accidente que puede ocasionar la pérdida de una vida”, dijo Calleja.
Los expertos en este tipo de oficio recomiendan que hay que talar un árbol cuando amenaza una vivienda y pone en riesgo la vida de sus ocupantes.
En el momento en que se realiza una remoción de árboles o de un árbol, Calleja asegura que “se necesitan seis equipos para realizar esa labor debido al tejido endurecido que tienen y que es como una huella dactilar. Esa corteza resistente es la que protege a los árboles ante los peligros que deben afrontar cada día, durante el verano o el invierno, al ser atacados por los herbívoros, los microorganismos como los hongos y las bacterias, la deshidratación debido a las altas temperaturas o por el conjunto de trastornos producidos por la exposición excesiva a los rayos solares que los someten a una insolación extrema”.
El valor de la tarifa para un árbol sencillo es de $500 dólares; sólo limpieza, $350; y si debe llevárselo, le cobran $1.000 dólares.