Washington, 11 jul (EFE).- Varias decenas de expatriados cubanos y algunos estadounidenses se concentraron este lunes ante la embajada de Cuba en Washington para protestar y celebrar una vigilia en ocasión del primer aniversario de las protestas antigubernamentales del 11 de julio de 2021 en ese país.
Los concentrados portaron carteles y pancartas en que se podían leer consignas como “Viva Cuba Libre” -pintada sobre un modesto cartón- o “Libertad para Cuba. El Gobierno está matando”, esta última en inglés.
En el suelo y frente a la verja de la embajada cubana, los manifestantes extendieron una serie de fotografías en blanco y negro de personas represaliadas por la dictadura de Miguel Díaz-Canel y anteriormente de los hermanos Fidel y Raúl Castro, así como de sus familiares, con presencia destacada de las madres.
Entre ellos, figuraban nombres como los de Christian Díaz, Diubis Laurencio Tejeda, Esmeralda Rodríguez y Yudinela Castro.
“Hay que derrocar a la tiranía de los Castro y de Díaz-Canel. Es ya demasiado tiempo, demasiados presos y demasiados muertos. Esto no puede seguir así, no puede. Hay que denunciarlo, aquí en Washington y en todo el mundo”, dijo a Efe Marlene Suárez, una de las manifestantes que acudió con una camiseta con la bandera cubana estampada.
La concentración estuvo amenizada en casi todo momento por el ritmo de música isleña que sonaba desde los altavoces de un camión en el que también había eslóganes y denuncias contra el régimen cubano como “Teníamos tanto hambre que hasta nos comimos el miedo”.
Los concentrados entonaron en varias ocasiones gritos al unísono de “Dios, patria y libertad”, así como “Abajo los Castro” y “Díaz-Canel asesino”.
Las protestas del 11 de julio del año pasado, inéditas en la isla en más de seis décadas, estallaron por la escasez de alimentos y medicinas, los apagones y los efectos de la crisis económica, agravada por la pandemia de covid-19 y el recrudecimiento del embargo de Estados Unidos.
A esas manifestaciones, que incluyeron marchas pacíficas, enfrentamientos con la policía y saqueos puntuales, les siguió una ola de detenciones de cientos de personas críticas con el Gobierno.