Ciudad de México, 27 jun (EFE).- La escritora y poetisa mexicana Evelyn Moreno, ganadora del Premio Hispanoamericano de Poesía para Niños 2020, ha hecho una fuerte apuesta por la poesía para niños como camino a la lectura con su obra “Gato, ¿estas ahí?”.
“La poesía es muy noble (con los niños) porque no pide ser entendida, no necesitamos explicar ni descifrar el poema”, dijo este lunes a Efe Moreno, quien impulsa la difusión de su nuevo poemario editado por el Fondo de Cultura Económica (FCE), que le trajo el galardón y que por fin ha llegado a las librerías tras la pandemia.
“Simplemente es entregarse al juego de las palabras, del sonido y ya no necesitamos hacer un análisis ni preguntarle al niño qué quiso decir el poeta, no, es por el mero disfrute”, añadió.
Nacida en Ciudad de México en 1979, Moreno estudió Lengua y Literaturas Hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Pero hasta que trabajó como bibliotecaria, hace algunos años, en la Biblioteca Vasconcelos de la capital mexicana, no se involucró en la literatura para la niñez.
POESÍA CASTIGADA
Bajo la óptica de Moreno, son varios factores los que impiden que los niños mexicanos se acerquen a la poesía y señaló que en muchas ocasiones los maestros hacen exámenes en los que preguntan a los niños sobre los libros que les encargaron leer, pero también cree que es un tema de las editoriales.
“No la escogen porque se les hace un lenguaje incomprensible, pero la poesía no pide ser comprendida, quizás esos sean los factores que hacen que la poesía para niños sea una botella en el mar”, contó.
Para Moreno, maestros, padres de familia y editoriales, aunque no todas, aclara, “tienen un poco castigada a la poesía para niños”.
“Siempre se da preferencia a los cuentos y la narrativa para los niños y yo creo que la tienen un poco relegada a la poesía”, dijo Moreno.
Por ello, la poetisa ofreció una clave que ella detectó y que no es menor: leer en voz alta
“Para que la poesía funcione el maestro, o los padres o adultos que la consultes o la compren la deben leer en voz alta y también debe haber un ejercicio de práctica y de escucha”, señaló.
Recordó que leer en voz alta “requiere no de una maestría, pero sí de un poco de ensayo” para darle ese espacio a los versos, la intención y la imagen.
La autora contó que desde su experiencia “cuando el niño escucha poesía queda totalmente seducido, se entrega al juego de palabras”.
Pero apuntó que “no es solo una cuestión de los niños sino del adulto que escoge los libros, padre o maestro, que prefieren entregar cuentos y novelitas y dejar que el niño se las arregle con los libros”.
UNA MALA COSTUMBRE
Moreno, quien también es editora y ha participado en talleres de poesía y narrativa para la infancia, obras para niños y jóvenes en el FCE, señaló que, a pesar de no ser experta en la cuestión educativa o pedagógica, esa escasa popularidad de la poesía entre los menores edad en educación básica puede ser parte una mala práctica.
Citó que en los años recientes en las escuelas existen espacios para que los niños lean o les lleven narradores o cuentacuentos y ambos son muy populares entre los escolares, pero la poesía no se incentiva ni su consumo ni su práctica, lo que consideró como una “mala costumbre”.
“Yo he visto que los niños de primaria, sobre todo, se entregan totalmente al ejercicio, corean los versos conmigo y después de mí, además la poesía les genera preguntas”, apuntó.
Esta cuestión la calificó de “muy interesante” porque mediante la poseía “se hacen preguntas sobre el mundo, preguntas filosóficas”.
“La narrativa no siempre se va por ahí y esto es lo interesante de la poesía, que nos abre preguntas”, expresó.
En “Gato, ¿estas ahí?”, el reconocido artista catalán Joan Negrescolor se encargó de ilustrar los poemas con una gama vibrante y creativa interpretación.
Negrescolor ha estado constantemente involucrado en iniciativas culturales con contenido social sin fines de lucro y actualmente ilustra libros infantiles.
Mientras que Moreno mediante sus versos lleva a los niños a imaginar un ballet marino y la vía láctea, descubrir los remedios de la abuela, y un hechizo para que el gato, que alivia las penas y quita el dolor, no salga de noche o vuelva a casa.