Washington, 14 dic (EFE).- El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) cerrará el año 2023 con un balance de 23.607 millones de dólares aprobados en financiación, 12.722 de los cuales en garantía soberana y 10.129 en el sector privado (BID Invest).
El presidente del Grupo BID, el brasileño Ilan Goldfajn, presentó este jueves ante medios de comunicación su informe anual, en el que detalló los números y objetivos de su primer año al frente de esta institución multilateral con sede en Washington.
Los 12.722 millones para el sector público se distribuyeron entre 92 proyectos, 74 de ellos de inversión (7.826 millones) y 18 de reformas políticas (4.896 millones). Además, el 38 % de esos proyectos fueron a los prestatarios más vulnerables, por encima del objetivo del 35 % fijado inicialmente.
Por regiones, el 41 % fueron para proyectos en el Cono Sur, un 29 % en la región andina, un 21 % en Centroamérica, México, República Dominicana y Haití y un 8 % al resto del Caribe.
Y por sectores, el 36 % de los proyectos fueron de energía y de infraestructura, el 33 % en desarrollo institucional y un 12 % en desarrollo sostenible y cambio climático.
Los desembolsos al sector público al finalizar este 2023 sumarán 10.038 millones, un 6 % menos que el año anterior pero un 10 % por encima de la media previa a la pandemia (2016-2019).
Por su parte, el brazo privado del Grupo BID, el BID Invest, aprobó 10.129 millones de dólares en financiación y sus desembolsos alcanzaron los 6.200 millones.
El portafolio que administró el BID Invest este 2023 fue de 19.300 millones de dólares, un 17,5 % más que el año pasado.
En el horizonte inmediato del Grupo BID están las reuniones anuales de sus Asambleas de Gobernadores, entre los que está Estados Unidos y China, que tendrán lugar en marzo en Punta Cana (República Dominicana) y donde está previsto que se estudie un aumento de capital para el BID Invest.
“Puedo decir que los números de los que estamos hablando permitirán al BID Invest duplicar su capacidad. Y eso es muy sustancial”, explicó Goldfajn, quien fuera presidente del Banco Central de Brasil entre 2016 y 2019.
El presidente del BID, que llegó al cargo hace justo un año tras la traumática destitución de su antecesor, Mauricio Claver-Carone, también espera refrendar en las reuniones de marzo de Punta Cana la estrategia que se ha trazado, basada en lograr una “transformación del banco”.
Goldfajn ha detectado tres desafíos en la región de Latinoamérica y el Caribe que quiere abordar en su mandato de cinco años: el desafío social del desarrollo; el desafío fiscal por falta de recursos públicos; y el de falta de crecimiento económico.
Por eso, sus prioridades estratégicas al frente de la institución pasan por reducir la pobreza y la desigualdad, abordar la crisis climática -incluyendo la protección de la Amazonía- e impulsar el crecimiento sostenible del Producto Interior Bruto (PIB) de los países.
Para lograrlo, Goldfajn explicó que está impulsando un cambio cultural en el Grupo BID, con el que se valore más el “impacto” generado por sus proyectos, sacando a gente de la pobreza, que no la cantidad de dinero que se ha prestado.
“Nuestro nuevo enfoque en la eficacia y los resultados del desarrollo también requieren una transformación en el Banco. Fomentar una cultura de impacto, en lugar de cantidades prestadas, requiere un cambio de incentivos y procesos: una transformación general”, apuntó.
El próximo año, sostuvo, será clave para evaluar el progreso que el Grupo BID logra en los objetivos trazados.