Nueva York, 27 nov (EFE).- El presidente electo de Argentina, Javier Milei, protagonizó hoy una breve visita a la tumba del rabino Schneerson en el cementerio judío de Montefiore, al este de Nueva York, durante la que se negó a realizar ningún tipo de declaraciones.
La visita, que su entorno había calificado de “estrictamente privada”, atrajo sin embargo a una veintena de seguidores suyos, aparentemente judíos argentinos, que esta fría mañana lo esperaron ante la puerta del Ohel, el mausoleo donde están enterrados Yosef Schneerson y su yerno Menachem Schneerson.
Milei llegó en un automóvil negro, escoltado por otros vehículos del servicio secreto estadounidense, portando un libro lleno de anotaciones en la mano y con una kipá negra en la cabeza.
Sus seguidores le preguntaron cómo se sentía pero él se limitó a saludarles con la mano, sin responderles, como tampoco respondió a los pocos periodistas que fueron a cubrir el acto.
Flanqueado por los rabinos responsables del cementerio, Milei penetró en el Ohel y se paró frente a un espacio cuadrado donde los seguidores de Menachem Schneerson acuden a venerar su memoria y dejar mensajes con peticiones o agradecimientos.
Allí, se le pudo ver en un momento de recogimiento, mientras aparentemente leía algunas páginas de su cuaderno. Todo el acto duró menos de una hora.
El rabino Matti Selidson, portavoz del Ohel, explicó a EFE que Milei también depositó su mensaje, que traía escrito previamente, y que antes de hacerlo encendió una vela en memoria del rabino.
Ya ayer, en una entrevista con el canal Agarrá la pala, realizada antes de embarcar hacia Nueva York, Milei dijo que su visita era para “dar las gracias” al rabino después de que “el Creador me pusiera en este lugar de máxima responsabilidad”, en el que “espera estar a la altura de las circunstancias”.
Reveló entonces que ya antes de las elecciones había visitado ese mismo lugar para pedir al rabino “sabiduría para distinguir el bien del mal, coraje para elegir el bien y templanza para aceptar la voluntad del Creador”.
El presidente electo calificó a Menachem Schneerson -fallecido en 1994- como “un hombre de gran influencia a nivel mundial”, y es cierto que personalidades de todo el mundo, judías y no judías, buscaron en vida sus consejos y bendiciones.
De hecho, el rabino Selidson aseguró que su santuario recibe cada año la visita de unas 400.000 personas de todo el mundo “en busca de bendición e inspiraciones”.
Milei se ha reconocido como católico, pero también ha dicho hace unos años que pensaba convertirse al judaísmo. Recibe instrucción en los libros sagrados judíos y el pasado sábado acudió a una ceremonia judía en Buenos Aires donde recibió la bendición por parte de un rabino.
En este su primer viaje al exterior tras su elección como presidente argentino, Milei solo tuvo este acto en su agenda de Nueva York; tras la visita al Ohel judío, se trasladó a Washington, donde se espera que mantenga reuniones de carácter más económico.