Ciudad de México, 20 oct (EFE).- Carlos Romero Deschamps, quien por 26 años fue el líder del poderoso sindicato de Petróleos Mexicanos (Pemex), murió entre la noche del jueves al viernes a los 79 años de edad tras una carrera marcada por acusaciones de corrupción.
Romero Deschamps (Tampico, 1944) fue líder del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM) desde 1993 hasta 2019, cuando renunció en medio de denuncias de corrupción y desfalco y el exhorto del presidente, Andrés Manuel López Obrador.
“Le deseo consuelo y resignación a sus familiares y a sus amigos porque a nadie se le debe desear la muerte, no hay que meterse ni con los finados ni con los enfermos, hay que respetarlos”, comentó este viernes el mandatario en su conferencia matutina.
El petrolero, del otrora hegemónico Partido Revolucionario Institucional (PRI), falleció sin afrontar la justicia aunque durante años se planearon acusaciones de corrupción y desvío de fondos contra él, sustentadas en evidencias de él y su familia sobre sus excesos, con mansiones, yates y autos de lujo.
Tras pasar sus primeros años de juventud como vendedor ambulante, su primer acercamiento con Pemex fue como trabajador de la refinería de Salamanca, en el céntrico estado de Guanajuato, invitado por uno de sus primos, quien era ingeniero y secretario del sindicato en la región.
Al obtener su plaza fija en Pemex trabajó como chófer, y poco después estrechó lazos con otro gran líder petrolero, Joaquín Hernández “La Quina”, mientras él mismo se hacía un nombre dentro de la organización sindical.
En 1979 se casó y tuvo tres hijos, mientras su influencia dentro del sindicato crecía y, apoyado por la cúpula, asumía el control del sindicato de Azcapotzalco, uno de los que aglutinaba más agremiados.
Auspiciado por la Quina, Romero Deschamps creció dentro del sindicato, donde trabajó durante años al lado de este histórico sindicalista, también vinculado a casos de corrupción.
Hasta que, según historiadores, traicionó a su mentor para ocupar su lugar al frente del STPRM, uno de los más grandes de México con cerca de 100.000 miembros en activos y casi la mitad de afiliados jubilados.
Desde entonces, y durante más de un cuarto de siglo, se reeligió de forma consecutiva para mantenerse en el poder.
Sus escándalos y su caída
Uno de los escándalos más cercanos a Romero Deschamps fue el del “Pemexgate”, como se le llama al episodio de desvío de fondos millonarios del sindicato a la campaña del candidato presidencial del PRI en 2000, Francisco Labastida, aunque el petrolero salió indemne.
Su supervivencia al frente del sindicato, a pesar del destape de su riqueza y los cuestionamientos de los medios de comunicación, se debió a su cercanía con los políticos poderosos y al fuero que gozó en varios periodos como diputado y senador del PRI.
En 2013, la detención de otra poderosa líder y amiga, Elba Esther Gordillo, del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), parecía presagiar la caída de Romero Deschamps.
Pero no fue así, y sobrevivió otro sexenio, el de Enrique Peña Nieto (2012-2018), cuya campaña presidencial habría sido financiada con un gran desvío de recursos del sindicato petrolero, según investigaciones periodísticas.
Su suerte cambió con el arribo de López Obrador a la Presidencia el 1 de diciembre de 2018, porque el cerco se estrechó contra el líder petrolero, quien ya no disponía de escaño en el Senado que le garantizara la inmunidad.
El mandatario reveló en marzo de 2021 que había dos denuncias contra Romero Deschamps en la Fiscalía General de la República (FGR), pero nunca se concretaron las investigaciones.
Además, pese a abandonar su cargo sindicalista, continuó como empleado de Pemex hasta el 16 de marzo de 2021 con un salario de más de 1,2 millón de pesos (más de 66.000 dólares) anuales, entre sueldo neto y compensaciones.
Y aunque el sindicato petrolero eligió un nuevo líder a inicios de 2022, Ricardo Aldana, se consideraba cercano a Romero Deschamps por haber sido tesorero de la organización bajo su liderazgo.