Nueva York, 15 sep (EFE).- Nueva York celebrará por todo lo alto el Mes de la Herencia Hispana, desde hoy y hasta el 15 de octubre, con una variedad de eventos culturales, pero este año esta fiesta estará enmarcada en la crisis humanitaria que ha generado el flujo a la ciudad de miles de inmigrantes, en su mayoría latinos.
Cerca de 40 eventos que comienzan este viernes con la celebración de la independencia de México, van desde teatro, danza, festival de cine, música y el Desfile de la Hispanidad con la participación de 21 países, y se llevarán a cabo en los cinco condados, todos con gran presencia latina.
También hoy se celebra como novedad un festival gastronómico latinoamericano, en un barrio eminentemente hispano como es el de Inwood, en el Alto Manhattan, que informalmente se conoce ya como la Pequeña República Dominicana.
TURISTAS LATINOS E INMIGRANTES LATINOS
“Este mes celebra el impacto de los hispanos en la historia y cultura de Estados Unidos, haciendo hincapié en sus tradiciones, arte, idioma y costumbres”, recordó Fred Dixon, director de la oficina de Turismo y Convenciones de la ciudad, a cargo de promocionar las actividades.
Destacó que al finalizar este año, la cifra de turistas de países latinoamericanos que visitarán Nueva York se proyecta que será de 1,9 millones de personas.
Sin embargo, miles de inmigrantes latinos estarán distantes a esta celebración del Mes de la Herencia Hispana, viviendo en “ciudades de carpas blancas”, hoteles convertidos en albergues, gimnasios, antiguas escuelas y todo lugar donde se les pueda alojar debido a que más de 110.000 han llegado en los últimos 16 meses a Nueva York escapando de la pobreza, la violencia y otros problemas en sus países.
Otros han sido enviados a Massachusetts, Washington o Chicago.
Para ellos no habrá fiesta, sino supervivencia y hasta ahora un futuro incierto ante el proceso de solicitud de asilo y la no respuesta del Gobierno del presidente Joe Biden al reclamo de Nueva York para acelerar los permisos de trabajo, lo que les permitiría por lo menos poder obtener un empleo legalmente.
Esta larga espera sin respuesta ha llevado a muchos a trabajar en entrega de comidas, a vender dulces y frutas en el metro o las calles o en la limpieza de hogares.
Es la primera vez que la ciudad afronta una crisis humanitaria y fiscal que ha enfrentado al alcalde Eric Adams con la Administración del presidente Biden, activistas y líderes religiosos que exigen mayor claridad y cooperación en la ayuda a los recién llegados.
Es una celebración nacional desde el 1968 que comenzó durante el mandato del presidente Lyndon Johnson como la Semana de la Herencia Hispana y dos años más tarde, el Congreso la extendió a un mes.
VISIBLES EN CASI TODOS LOS ÁMBITOS LABORALES
Los aportes de los latinos a la economía, la cultura, las ciencias, la política y otras áreas de la sociedad estadounidense han sido muchos, y son visibles en los campos agrícolas, fábricas, restaurantes, servicio doméstico domésticas, hospitales, construcción o la policía, todos convertidos en “trabajadores esenciales” durante la pandemia cuando estuvieron en primera línea, lo que aportó a que el país siguiera adelante.
Trabajadores hispanos dijeron presente durante las labores de rescate y la limpieza de edificios tras los atentados del 11-S.
Son millones los que viven aún a la sombra, en espera de una reforma migratoria que les permita legalizar su estatus en el país donde han criado a hijos y nietos pero que cada vez luce más distante. En 1986 EE.UU aprobó una reforma migratoria, pero desde entonces han sido muchos los intentos fallidos de aprobar otra
Y en ese trabajar duro son muchos los que ni siquiera sepan que se celebra un mes dedicado a honrar sus aportes.