Washington, 31 may (EFE).- La Casa Blanca afirmó este miércoles que por el momento no tiene pruebas de que Tara Reade, la mujer que denunció por agresión sexual al presidente de EE.UU., Joe Biden, cuando era senador en 1993 y que quiere pedir la nacionalidad rusa, forme parte de una operación de influencia por parte de Moscú.
El portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby, rehusó en una rueda de prensa comentar sobre “las motivaciones e intenciones” de Reade.
Aun así, matizó que “las alegaciones de que su vida estaba en peligro en EE.UU. son absolutamente sin fundamento, no hay nada de eso”, indicó Kirby.
Reade apareció el martes en un evento en Rusia organizado por la agencia de noticias estatal Sputnik, donde anticipó su intención de solicitar la ciudadanía rusa después de asegurar que ha recibido amenazas en EE.UU.
En el evento también participó Maria Butina, la agente rusa condenada por espionaje en EE.UU. que actualmente es miembro de la Duma.
Reade fue asistente de Biden en los noventa cuando era senador y en 2020, meses antes de las elecciones presidenciales de ese año, lo acusó de agresión sexual.
Pese a que Kirby no quiso adentrarse en las motivaciones de Reade, recordó que el presidente de Rusia, Vladímir Putin, y su Gobierno tienen “un historial” de injerencia en los comicios en EE.UU. que se remonta a 2016.
“No sorprendería a nadie que el señor Putin mostrara interés en hacer complicado que el presidente Biden gane las elecciones (de 2024)”, apuntó el portavoz.
Y agregó: “Sobre si este movimiento, en concreto, de este individuo (Reade) es una especie de operación de información o campaña de propaganda de Rusia, no lo sé”.
Según Reade, Biden y ella estaban solos en un edificio de oficinas del Senado cuando el entonces senador la acorraló contra una pared, la manoseó por debajo de la ropa y la penetró con sus dedos.
Durante su campaña para los comicios de 2020, Biden negó esas alegaciones y aseguró que eso “nunca, nunca sucedió”.