Nueva York, 10 may (EFE).- La reconocible creatividad de la artista japonesa Yayoi Kusama llena desde este miércoles una galería de Nueva York, donde sus enormes esculturas de flores y calabazas y una de sus famosas habitaciones de espejos infinitos prometen convocar multitudes.
A sus 94 años, Kusama es un icono del arte contemporáneo que sigue produciendo obras -y de gran calibre- que se exponen en museos y lugares de todo el mundo, en este caso la galería David Zwirner, que ha sido testigo y contribuyente de su crecimiento como fenómeno cultural.
David Zwirner, que representa a Kusama desde hace una década, ha organizado previamente exposiciones de la artista en las que se han formado largas filas de gente dispuesta a esperar horas para ver sus obras y pasar unos minutos -cronometrados- documentando su universo inmersivo.
En una visita para medios antes de la inauguración, que será mañana jueves, se respira un inusual silencio ante las flores y calabazas moteadas que se alzan casi tres metros de altura y que contrastan con el blanco impoluto de las dos grandes salas industriales que ocupan.
Y es que el grupo de periodistas e “influencers” se concentra en torno al cubo blanco que alberga la última de las más de veinte “infinity rooms” (salas de espejos) producidas por la artista desde 1965, que son una mezcla entre instalación artística y, cada vez más, atracción de masas y escenario de “selfis”.
Una trabajadora de la galería, reloj en mano, abre la puerta cada dos minutos para que salgan y entren los visitantes y agradece, acto seguido, la “paciencia” de quienes aguardan y de los que, sin opción a objetar, dejan que avancen primero los “VIP” (personas muy importantes, en inglés).
La sala, que lleva por título “Soñando con la esfericidad de la Tierra, yo ofrecería mi amor”, es un espacio caleidoscópico en el que entra luz natural a través de unas ventanas redondas de colores, creando una cueva poblada por cientos de círculos azules, amarillos y rojos que se multiplican sin fin.
La galería, que presume de ofrecer una de las exposiciones de Kusama más grandes hasta la fecha, recibió a unas 94.000 personas en su última apuesta por la artista en 2021, cifra digna de un museo y que podría aumentar, teniendo en cuenta la popularidad de la que goza.
Sin ir más lejos que Nueva York, la creadora nipona estrenó hace unos meses un mosaico permanente la estación de Grand Central, y hace dos años tomó el Jardín Botánico de la ciudad con esculturas escondidas entre plantas, árboles cubiertos de lunares e invernaderos inmersivos.
La propia Kusama ha pasado a formar parte de la cultura pop, algo que la marca Louis Vuitton aprovechó este año al promocionar su colección de bolsos colocando un robot a semenjanza de la artista que pintaba y miraba al público tras el escaparate en su tienda de la Quinta Avenida.
A falta de aparecer en persona, hoy la artista compartió un mensaje de bienvenida a su muestra, en el que parece hacer un guiño a sus nuevos seguidores: “He cantado la mente de Kusama día a día, una canción desde el corazón. Oh, juventud de hoy, cantemos una canción desde el corazón del universo”.