Washington, 20 abr (EFE).- La inteligencia militar ucraniana contempló el invierno pasado ataques contra tropas rusas y mercenarios del grupo Wagner en Siria, antes de que el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, detuviera esos planes, apuntan documentos filtrados a los que tuvo acceso The Washington Post.
El objetivo de ese ataque, según el rotativo estadounidense, era provocar bajas a Rusia y el grupo Wagner, activo en Siria, y forzar a Moscú a redistribuir sus medios desde Ucrania.
Zelenski detuvo los planes en diciembre, pero la información filtrada, basada en inteligencia recopilada hasta el pasado 23 de enero y conseguida de las filtraciones que el joven Jack Teixeira, publicó en la plataforma Discord, detalla cómo hubiera tenido lugar esa campaña militar en caso de haber salido adelante.
Los ataques estaban pensados para no implicar al Gobierno ucraniano.
Esa información apunta que la inteligencia militar ucraniana apostaba por utilizar drones no tripulados contra las fuerzas rusas en ataques “pequeños”, aunque también por limitar las incursiones solo contra el grupo Wagner.
El documento señala que los oficiales ucranianos consideraron entrenar a miembros de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) para atacar objetivos rusos y ejecutar otro tipo de “acción directa” no especificada junto con drones no tripulados.
Farhad Shami, portavoz de las FDS, apuntó al diario que esos documentos no son “reales” y que sus fuerzas nunca han formado parte de ese otro conflicto.
Según The Washington Post, Turquía estuvo al tanto de esos planes y para no verse salpicada sugirió que tuvieran lugar desde zonas kurdas en lugar de desde el norte y el noreste controlado por otros “grupos rebeldes”, algunos de ellos apoyados por Turquía.
El diario señala que no está claro el motivo por el que Zelenski puso fin a la operación, pero se especula que haya podido deberse a la presión estadounidense, los escasos drones en manos ucranianas o dudas sobre los posibles ataques que podrían derivarse en caso de haberla efectuado.
Teixeira, sospechoso de estar detrás de una de las mayores filtraciones de documentos del Pentágono en la última década, fue imputado el pasado 14 de abril por delitos de transmisión y extracción de información clasificada.