Washington, 19 abr (EFE).- El fiscal general de Ucrania, Andriy Kostin, aseguró este miércoles que se han documentado 80.000 casos de crímenes de guerra y que están creciendo exponencialmente después de que varias ciudades que estuvieron bajo dominio ruso hayan sido liberadas durante los últimos meses.
“A la fecha, hemos registrado cerca de 80.000 casos de crímenes de guerra. La evidencia de estos crímenes, sin embargo, está creciendo exponencialmente”, apuntó Kostin, quien compareció ante el Comité de Exteriores de la Cámara de Representantes de Estados Unidos y detalló que se ha documentado evidencia contra 152 criminales de guerra.
Kostin calificó como “genocidio” lo que está sucediendo en Ucrania ya que hay “signos claros” de una persecución “contra los ucranianos como grupo nacional”, con “patrones particulares del genocidio”.
Ante los miembros de la Cámara Baja, el fiscal apuntó que la “responsabilidad conjunta” de la comunidad internacional es “hacer todo lo posible para descubrir los crímenes horribles que Rusia está cometiendo en Ucrania”, aunque “la exposición no es suficiente para garantizar que esto nunca vuelva a suceder y para brindar justicia a las víctimas y sobrevivientes”.
Kostin pidió que Estados Unidos no solo siga apoyando a Ucrania militarmente sino que también coopere para que se fortalezcan los mecanismos para que “todos aquellos que orquestaron y permitieron la comisión de crímenes” rindan cuentas.
Así, sería primordial que Estados Unidos ayudara a Ucrania en “varias iniciativas legislativas”, como la condena al secuestro ilegal de niños de Ucrania a Rusia (unos 20.000).
También la designación del grupo mercenario Wagner como una organización terrorista extranjera; la autorización al Departamento de Justicia a transferir al Departamento de Estado el producto de los bienes incautados para brindar asistencia a Ucrania; o la creación de un Tribunal especial para el castigo a los crímenes de guerra.
“Creemos que el tribunal debe basarse en la resolución de la Asamblea General de la ONU que autorizará al secretario general a celebrar negociaciones sobre la conclusión de un acuerdo correspondiente entre la ONU y Ucrania”, detalló Kostin.
MÁS AYUDA PARA UCRANIA
Aunque el Partido Republicano ha apoyado hasta ahora el envío de ayuda a Ucrania, el ala dura de los conservadores se opone a seguir ayudando al país, mientras que algunas voces han exigido públicamente en los últimos meses –entre ellos el líder de la Cámara baja, Kevin McCarthy- que no sea un cheque en blanco.
Sin embargo, en el comité hoy las voces para seguir apoyando al país fueron mayoritarias.
“El mundo libre no puede quedarse de brazos cruzados y permitir que esto suceda. Ya es hora de que esta Administración, junto con nuestros aliados, proporcione a Ucrania las armas que necesita para ganar”, apuntó el congresista republicano Michael McCaul.
Como presidente del Comité de Asuntos Exteriores, inauguró la sesión pidiendo al Gobierno de Joe Biden que informe al Congreso “sobre la respuesta de Estados Unidos a los crímenes de guerra que se están cometiendo en Ucrania”.
En tono duro y tras varias preguntas de los congresistas, Kostin afirmó que “ningún país puede permanecer neutral ante tal maldad” y que “el mundo libre no debe tolerar el genocidio”.
“No es solo una guerra de Rusia contra Ucrania, es una guerra global. No conozco ningún país que no sienta las consecuencias”, afirmó.
En la audiencia ofrecieron su testimonio dos supervivientes de la guerra, entre ellos una mujer de 57 años cuya ciudad cayó en manos rusas y vivió un año intentando sobrevivir para ser luego detenida y sometida a torturas durante varios días.
“Me tuvieron cinco días detenida, me golpearon, me forzaron a desvestirme, cortaron mi cuerpo con un cuchillo y amenazaban con violarme y matarme. Llegaron a ponerme una pistola en la cabeza y a simular que me ejecutaban y me obligaron a cavar mi propia tumba”, contaba la mujer.
Tras ser liberada logró llegar a territorio Ucraniano gracias a la ayuda de unos amigos y después se acogió al programa Uniting for Ukraine, que ofrece un visado humanitario a los ucranianos que tienen familiares en el país.
También habló otra mujer, contando la historia de Roman, un adolescente que fue enviado a un campo de reeducación, donde se le sometió a un intenso intento de lavado de cerebro con vídeos de propaganda. Iba a ser trasladado a una nueva familia rusa que se le había asignado pero logró escapar.
Una práctica común que, según denunció la mujer, busca “despojar a los niños de su identidad ucraniana”.
Según Kostin, lo descrito por estas personas “no son una anormalidad ni una excepción”, sino que “tal comportamiento es una característica de la doctrina militar y política rusa y el ‘modus operandi’ de las Fuerzas Armadas rusas y sus representantes”.