Galo Baird | [email protected]
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Fotos crédito: Alvaro Barrera
La vida de “Yesi”, como es más conocida, dio un giro de 360 grados cuando en julio de 2017 llegó al noreste de Florida a pasar unos meses de descanso, pero en septiembre el huracán Irma destrozó también sus planes de regreso, por lo que no tuvo más alternativas que quedarse.
Ahora, a sus 38 años de edad, Cabrales dice que desde ese momento tocó muchas puertas en búsqueda de ayuda, pero todas se le cerraron. “Me deprimí. En menos de dos años viví en más de siete lugares”, comentó.
BENDECIDA
Luego de casi seis años de este momento triste en su vida, “Yesi” dice estar agradecida a cada puerta que se le cerró, porque pudo ver la mano de Dios, que según ella “no existía”.
“Aposté por mí, a pesar de las dificultades, creí que sí podía. Sin embargo, sabía que no era nada fácil, sin entender que no estaba sola. Dios me sostenía y me cuidaba”, indicó.
TIENDE LA MANO
Por cosas del destino, la venezolana ahora pertenece a la organización “Cup of Love Ministry” (Ministerio Taza de Amor), donde ayudan a las personas sin hogar que están en el centro (Downtown) de Jacksonville. “Nuestra misión es que cada ‘vecino del centro’ se sienta como en familia”, enfatizó.
Cabrales dijo que partner al ministerio es como “echarle gasolina al vehículo”, llevándola a sentir, agradecer y poder dar un abrazo a aquellos que lo necesitan, haciéndolos sentir importantes, valiosos y que no están solos. “Cada último sábado del mes que nos toca ir es indescriptible”, señaló.
OTRAS LABORES
Estar conectada con más personas, la ha llevado a desempeñarse como ‘Life Coach’, donde hace sesiones de entrenamiento, mentoría, cursos, retos, talleres presenciales y virtuales, donde la mayoría son gratuitos. ‘Les ayudo a crear el hábito del agradecimiento y hacerles ‘reconoSER’ ese poder que tienen por el simple hecho de existir”, dijo.
Actualmente, ‘Yesi’ trabaja en una empresa de ‘Traffic School’, donde se “está soltando con el inglés” y como Agente también da una palabra de aliento cuando las personas llaman y no saben qué hacer.
“Me identifico como ‘disruptiva’ porque me gusta siempre ir rompiendo patrones, que a muchos nos han llevado siempre a realizar lo mismo. Sin embargo, somos capaces de traspasar límites si así lo decidimos”, finalizó.